Hace casi dos años que
dejó de ser el mandamás de la máxima categoría del
automovilismo mundial, pero Bernie Ecclestone se las arregla
para dar un golpe de tanto en tanto.
Liberty Media modernizó la F-1 desde que
licenció al inglés, a
comienzos de 2017, tras quedarse con los derechos comerciales de la categoría.
Mucho despliegue en redes sociales, mucha más atención a los jóvenes, mucho
esfuerzo por abrir el juego. No se lo extraña tanto…
Ecclestone, que todavía tiene muchos amigos que le
publican declaraciones, salió hace poco a hablar sobre sus intenciones
de comprar el autódromo de Silverstone, dónde se lleva a cabo el GP de
Inglaterra, una carrera muy complicada económicamente desde hace rato, es que
Ecclestone nunca tuvo reparos en cobrarle derechos cada vez más caros,
y porque el gobierno inglés jamás la subvencionó.
Cerca de Silverstone está la base del
equipo Racing Point, ex Force India, ex Spyker,
ex Midland, nacido como Jordan en 1991. Su
creador, el irlandés Eddie Jordan, amasó mucho dinero en la máxima
categoría; su equipo casi se funde en 1992, pero cuando lo vendió en 2005, se
retiró con una fortuna cercana a los cien millones de dólares. Su
amistad con Ecclestone tuvo mucho que ver con eso.
En su autobiografía, Jordan relata un
episodio muy jocoso, en el que interviene el veteranísimo manager, uno de
los hombres más ricos de Inglaterra –con una fortuna calculada en más de
5.000 millones de libras– pero que una noche tuvo que viajar
inesperadamente en un tradicional autobús inglés de dos pisos.
Tanto a Jordan como a Ecclestone les
gusta mucho el fútbol. Bernie fue, en un tiempo, el principal socio del Queen’s
Park Rangers, el equipo de la Premier League (ahora en segunda división),
antes de vendérselo al malayo Tony Fernandes, el mismo que creó la
escuadra Lotus, luego Caterham. Así, el irlandés invitó al inglés a Stanford
Bridge, el coqueto estadio del Chelsea, para una función que celebraba el
centésimo aniversario del club, en 2005. A partir de aquí, lo cuenta el propio
Jordan:
“Yo había arreglado que un coche nos
llevara. Durante el trayecto, Bernie le preguntó al chofer si tenía hijos.
Cuando el hombre repuso que tenía chicos, Bernie le pidió que no se
preocupara en esperarnos sino que fuera con su familia y que nosotros
veríamos cómo volver a casa”.
“Por supuesto, cuando salimos de la
función, no había taxis. Después de un rato, un ómnibus 414
apareció. Le dije a Bernie que no estaba preparado para esperar más un
taxi. Para mi sorpresa, Bernie me siguió. Le dijo al chofer que era un
jubilado, pero que yo no calificaba y que tenía que asegurarse de que
pagara el pasaje”.
Hay que imaginar el momento: el
hombre que creó la Fórmula 1 moderna, sentado en un bus de línea en Londres,
junto al dueño de uno de los equipos de la categoría… ¡Insólito! Lo
que vino luego fue más disparatado:
“Después de diez paradas a lo largo de
Fulham Road, Bernie salió disparado de su asiento y golpeó la
ventanilla del conductor. ‘Necesito que doble aquí a la derecha y bordee la
plaza´, le dijo. ‘Le doy un score’”.
“Desafortunadamente el chofer era
asiático no sabía que un ‘score’ era 20 libras. El pobre tipo
probablemente pensó que ‘score’ tenía algo que ver con drogas. Pidió
disculpas pero dijo que no podía doblar. Uno podía ver que estaba bastante
confundido cuando este jubilado de cabellos blancos vestido con un smoking le
pedía que se desviara de la ruta y diera vuelta a la plaza. En la siguiente
parada, le dije a Bernie que ya había sido suficiente y bajé del bus. Me
siguió y fuimos caminando a casa”.
“Casa”, para ambos, eran sendas mansiones en
Belgravia, una de las zonas más lujosas de Londres. ¡Una locura!
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