1. Fue un Grand Prix de Mónaco a la tradicional, con la posición en pista como factor dominante. Mercedes se equivocó en la estrategia durante el cambio obligatorio de neumáticos (lo admitió tácitamente calzándole cubiertas duras a Valtteri Bottas en la segunda detención, obligada por el toque en calle de boxes con Max Verstappen, que derivó en una pinchadura) pero en cualquier circunstancia era victoria de Lewis Hamilton tan luego no desperdiciara la fabulosa ventaja que otorga ser puntero en el circuito de Montecarlo. Si Nigel Mansell no pudo con Ayrton Senna en 1992, a bordo de un auto superior como aquel Williams respecto del McLaren del brasileño, era muy improbable que, en una situación inversa (el Red Bull de Verstappen era, en condiciones normales, tres décimas más lento que el Mercedes de Hamilton) pudiera darse el resultado opuesto. Por eso la ocasión de la que dispuso Verstappen para intentar quedarse con la punta no fue tan clara. Mercedes sufrió pero no estuvo tan cerca de ser batido como en Bahrein, por ejemplo...
2. Con el segundo lugar, Sebastian Vettel consiguió el mejor resultado de Ferrari en la temporada. ¿Significó eso un avance? Difícilmente. Fue el incidente Verstappen-Bottas el que catapultó al alemán al puesto de escolta; en condiciones normales estaba para acabar fuera del podio, completando un fin de semana negrísimo para la roja escuadra de Maranello. Si se mantuvo toda la carrera muy cerca de la punta fue gracias al lentísimo ritmo que Hamilton impuso en la vanguardia, empujado por la degradada condición de sus neumáticos. De hecho, el mejor tiempo de vuelta de Vettel en la carrera fue 1m16s277, en el giro 9, cuando todavía giraba con neumáticos blandos; en la misma vuelta en la que Hamilton clavó 1m16s167, apenas una décima de segundo más rápido. Pero Bottas fue capaz de girar en 1m15s163, con pista libre y gomas medias, en la vuelta 65, y Pierre Gasly se quedó con el RV a seis giros del final como si girara en clasificación: 1m14s279, casi dos segundos más veloz que Vettel. Ferrari se irá de Mónaco lamiéndose las heridas y soñando con Montreal, un circuito morfológicamente parecido a Bahrein (o a Baku), con mucha recta y ritmo aceleración-frenada, sin grandes curvas, en el que pueden extremarse las virtudes de la SF90H: básicamente, su mayor velocidad lineal.
3. Fue elegido el Hombre de la Carrera (un rol que debió compartir con Hamilton) y condujo con gran madurez durante las 78 vueltas, salvo por esa apretada innecesaria sobre Bottas en la calle de boxes que lo sometió a una disyuntiva increíble. Max Verstappen lo corrió a Hamilton casi toda la carrera sabiendo que el segundo puesto era imposible: o ganaba o terminaba cuarto a raíz de esa penalización. No nos equivocamos al sugerir que podía tener la clave para derrotar a los Mercedes. Nadie estuvo más cerca que él de lograrlo en Mónaco. Y aunque Carlos Sainz fue el mejor del resto, en el sexto lugar, confirmando lo muy bueno que había producido en Cataluña e inclinando la balanza con su compañero Lando Norris, fue muy destacada la actuación de Toro Rosso, los miniRedBull que aprovechan al máximo la confiabilidad que alcanzó Honda con sus impulsores. Eso sí: ¿por qué elogiar tan calurosamente a Alex Albon, que protagoniza un gran año debut pero que está perdiendo 4-2 con su compañero Daniil Kvyat 4-2 en clasificación y apenas empata 3-3 en carrera?
0 Comentarios