INFORME WILLIAMS: UNA ESCUADRA FAMILIAR SIN CALOR HUMANO


"Williams, ahora queda claro, estaba menos interesado en el título de pilotos, y parecía como si lo único que le importaba a Frank era el campeonato de Constructores. Los equipos reciben dinero de acuerdo a como terminan en el torneo de constructores, pero a mi modo de ver ellos se rehúsan de manera testaruda a reconocer la importancia del título de pilotos, que es dónde reside el verdadero prestigio”. El párrafo pudo haber sido escrito por Carlos Alberto Reutemann para explicar porqué en 1981 perdió el título mundial de Fórmula 1 por apenas un punto y en la última carrera, pero forma parte de la autobiografía del inglés Damon Hill, “Watching the Wheel”, publicada este año [2017]. Hill sufrió el mismo destrato en 1995, un año antes de, finalmente, conseguir la corona –lo que el argentino no pudo lograr–, lo que no impidió que Williams no le renovara el contrato para la siguiente temporada.

El manejo de las emociones humanas nunca fue el fuerte de Williams: El párrafo de Hill refleja la orfandad en la que los pilotos con cierta sensibilidad se desempeñaron en la antiguamente exitosa escuadra “Carlos era un personaje extraordinario: cuando estaba enchufado era rápido en serio, incluso más rápido que Alan (Jones, su compañero de equipo), pero Alan estaba enchufado todo el tiempo”, cuenta Patrick Head, el histórico director de Williams, en el libro “F1 Retro 80”, de reciente aparición. “No entendí a Carlos como debía en aquel momento, creo que fue una falla mía, creo que no hicimos lo suficiente para demostrarle que lo apoyábamos”.

Si en una época era prácticamente imprescindible conducir un Williams para aspirar a ganar el campeonato del mundo, esa era pasó hace rato al olvido. Williams no conquistó un solo título en las últimas dos décadas –desde Jacques Villeneuve en 1997– cuando en las dos precedentes, entre 1979 y 1997, consiguió 103 Grands Prix, 9 títulos de constructores y 7 de pilotos. En estos últimos 20 años la escuadra apenas celebró once triunfos: los últimos dos fueron los de Juan Pablo Montoya en Brasil 2004 y Pastor Maldonado en España 2012. La falta de un socio adecuado, desde la salida de BMW en 2005, constituyó el inicio del declive; la tendencia nunca cambió.

Quizás sea coincidencia, pero este año, en el que la escuadra de Grove volvió a ceder un par de escalones en la consideración de la Fórmula 1, la BBC estrenó un documental, “Team Williams”, en el que la frialdad de su creador, Sir Frank Williams, tetraplégico desde 1986, quedó brutalmente retratada.

Williams no es solo un equipo en retroceso, una deslucida caricatura de lo que fue: es el último equipo familiar de la Fórmula 1, constituido en torno a una familia sin calor humano. Williams, ungido caballero del reino en 1999, no disimula que es refractario a revelar sus emociones en público. Virginia, su mujer, necesitó escribir en su momento un libro, “Una diferente clase de vida”, para que su marido pudiera conocer el infierno que ella atravesó desde el momento en que él sufrió el accidente que lo dejó postrado. El documental revela que fue un gesto desperdiciado: Williams nunca leyó ese testimonio, y no parece muy interesado en hacerlo. Virginia murió en 2013 a causa de un cáncer.

Su hija Claire se hizo cargo del equipo en 2012, en una sucesión traumática. Ella y su hermano mayor, Jonathan, no se hablan: ella cree que es a causa de su promoción y sugiere en el documental que su hermano la considera una trepadora. El mayor de los hijos de Williams está encargado del departamento de herencia de la compañía, algo así como un archivo de viejos recuerdos y autos de colección. En el cierre de la película, Claire le lee a su padre fragmentos del libro de su madre, que trasuntan sufrimiento y desesperación. Ella llora en cámara; a él se le humedecen los ojos, pero nunca se le mueve un solo músculo.

Según Claire Williams, su equipo compite “con la mitad o la tercera parte” de los presupuestos que aceitan las operaciones de Mercedes, Ferrari o RedBull, y a esa diferencia le atribuye su condición actual.

Pero con los mismos motores Mercedes que utiliza desde el arranque de la era híbrida en la F-1, Williams pasó de ser tercera en el Mundial de 2016 a quinta en el 2017, con un 40 por ciento menos de puntos conquistados. Fue superada por RedBull y Force India: el equipo del indio Vijay Mallya también dispone de impulsores Mercedes y un presupuesto similar. Simplemente, el coche de esta temporada, el FW40, no fue lo suficientemente bueno. Y el año que viene, cuando McLaren utilice los motores Renault y el equipo francés haga buen uso de sus propias plantas motrices, las chances de que Williams pierda más posiciones en la tabla final son más que probables.

Habrá que ver, en caso de ello que suceda, con cuánta frialdad se lo toman en Grove.

Publicado en La Nación el 17 de diciembre de 2017


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