LA MENTIRA PIADOSA DE CHARLES LECLERC


Hervé y Philippe eran amigos desde chicos. Ambos deliraban por los autos de carrera.

Hervé cumplió con su sueño y llegó a correr 22 carreras en la Fórmula 3 entre 1983 y 1988. Fue octavo en el GP de Monte Carlo de 1988 (el día de la mejor vuelta de Ayrton Senna en toda su historia en la F-1...), dos puestos por detrás de Damon Hill, quien en 1996 sería campeón mundial. Esa fue su última competencia.

A Philippe, en cambio, lo traicionó la terrible historia familiar:

Su padre Mauro sufrió grandes quemaduras en un accidente mientras corría la edición de 1968 de las 24 Horas de Le Mans. Nunca más volvió a correr. El hermano de Mauro, Lucien, ganó esa carrera pero seis meses, en el mismo circuito, se estrelló contra un poste de telégrafo y falleció instantáneamente.

“Para mí era muy complicado porque le familia no quería sufrir otra tragedia”, contó años más tarde. “A lo largo de mi infancia y mi adolescencia, el automovilismo fue un tema tabú en mi hogar”.

De manera que Philippe Bianchi solo pudo satisfacer su vocación por la velocidad como propietario de una pista de karting, en Brignoles dans Le Var, entre Marsella y Niza.

Allí llegó un día, con el nuevo milenio, su amigo Hervé, acompañado por su pequeño hijo de cuatro años. Philippe ató su kart a otro, en el que sentó al chiquito y lo llevó a dar unas vueltas, para ver si podía doblar y frenar. El niño podía

En el regreso a casa, en La Condamine, una de las tres ciudades que componen el Principado de Mónaco, Hervé Leclerc escuchó que su hijo Charles le decía que ya sabía lo que quería ser cuando fuera grande: piloto de autos de carrera.

Hervé y Charles comenzaron a pasar los fines de semana en Brignoles. 

“Me dice que no es bueno para la escuela, que su futuro está en las carreras”, le cuenta Hervé a su amigo Philippe. 

Por eso comienza a frecuentarlos el hijo de Philippe, Jules, que había nacido ocho años antes que Charles -y, por lo tanto, era más amigo del mayor de los hermanos Leclerc, Lorenzo- y que ya era una ascendente estrella en la especialidad, al punto de haber captado la atención de la compañía All Road Management.  

El titular de la compañía se llamaba Nicolas Todt; su padre Jean, por entonces, dirigía la escuadra Ferrari de Fórmula 1, que se cansaba de ganar carreras y títulos con Michael Schumacher como divinidad conductiva. 

Jules le enseñó a Charles mucho de lo que sabía. A los 11 años, el discípulo ganó el campeonato de su país. Pero Hervé no tenía los 250 mil euros que se precisaban para sostener la carrera de su hijo un año más.

Jules habló con Nico. Y también Philippe intercedió ante el manager. Nico aportó el dinero. Y en 2011, mientras Jules ya era piloto de la Academia Ferrari, Charles ganaba un Mundial de karting…

Parecía que nada podía ensombrecer la creciente alegría de ambos amigos. Y sin embargo…

Jules Bianchi sufrió ese terrible accidente en el GP de Japón de 2014, en Suzuka, bajo la lluvia y próximo al crepúsculo, y permaneció nueve meses en coma antes de morir, en julio de 2015. 

La tragedia había vuelto a golpear a los Bianchi

Pero también sacudiría a los Leclerc.

"Cuando trasladaron a Jules a Niza, Charles fue uno de los primeros en venir a verlo. Quería hablar con él. Los dejamos solos.  No sé qué le dijo Charles pero estoy seguro de que Jules lo escuchó", contó Philippe en una entrevista con AutoHebdo, en marzo del 2018.  

"Le prometí que haría todo lo que pudiera para llegar tan lejos como me fuera posible y que lo llevaría siempre en mi memoria. Era la única gratitud que podía ofrecerle", confió el monegasco en la misma entrevista. 

Tres años después, en 2017, Charles ya es más que una promesa en el automovilismo mundial. Nicolas Todt le ha asegurado un lugar en la Academia Ferrari –la misma que integró su padrino deportivo Jules-, ganó el título de la GP3 al primer intento y se le pronostica un futuro de Fórmula 1 mientras lidera con autoridad el campeonato de Fórmula 2.

Pero Hervé, que tiene apenas 54 años, está gravemente enfermo

Charles debe viajar a Azerbaiján, para disputar la cuarta cita del torneo de la F-2. Viene de dos abandonos consecutivos en su circuito, en Mónaco –su departamento da al Boulevard Albert I, la recta principal del trazado- pero no mastica furia porque la tristeza lo devora, de la misma manera en que la enfermedad devora a su padre. 

De manera que elige despedirse con misericordia, entregándole a su padre una alegría postrera: 

“Papá, voy a correr en Fórmula 1 en 2018”.

Hervé entendió. Su hijo finalmente había llegado. Habían visto a la mayoría de los pilotos de F-1 desde el balcón de su departamento en Mónaco; ahora Charles competiría directamente contra ellos. Y podría el sueño de Hervé –tener un hijo campeón mundial de Fórmula 1- aunque él supiera que no llegaría a verlo.

Solo que Charles se anticipó. En junio de 2017 no tenía ningún contrato firmado con escuadra alguna en la F-1. Le estaba mintiendo. Pero era una mentira piadosa.

Hervé falleció el 20 de junio de 2017, en Mónaco. El 24 de junio, su hijo Charles ganó de manera incuestionable la primera de las dos carreras de Fórmula 2 en Azerbaiján.


“Mi padre era mi hincha número 1 y cada vez que yo ganaba una carrera era el padre más feliz del mundo. Siempre corrí para Jules y, obviamente, desde ese momento también para él. Esos sentimientos a mí me dan una potencia extra”, asegura.



“Perdí a Jules, pero tengo a Charles. Charles perdió a su padre pero me tiene a mí”, señaló Philippe en esa entrevista citada.

Un mes después de la muerte de Hervé, el principal directivo de la escuadra Sauber de F-1 pasó a ser el francés Frederic Vasseur, quien oportunamente había fundado la escuadra ART Grand Prix junto a un socio, Nicolas Todt… ART ganó el título de la GP3 de 2016: Leclerc era el piloto, Vasseur lo seguía de cerca. Parecía entonces inevitable que le ofrecieran un contrato de Fórmula 1… pero no en el momento en que Hervé agonizaba. 

Sauber –que volvió a la órbita de Ferrari desde que BMW la revendió en 2010- lo confirmó recién en diciembre de 2018, casi seis meses después de aquella mentirita.

Sin embargo, en agosto Charles había concluido un formidable test en Hungría sobre una Ferrari, marcando el mejor tiempo del día: es altamente probable que haya sido contratado la semana siguiente, dos meses después de la muerte de su padre.  

Lo que vino después, se sabe: un comienzo regular en Sauber-Alfa Romeo; un cambio de puesta a punto que, justamente en Azerbaiján, derivó en un sexto puesto; la atención de Sergio Marchionne, el capo máximo de Ferrari; el desplazamiento de Simone Resta, el diseñador en jefe de la casa de Maranello, de Ferrari a Sauber para que apoyara como director técnico el crecimiento del piloto monegasco; la muerte de Marchionne en julio y el compromiso de Ferrari de cumplir con el deseo de su extinto líder: contratar a Leclerc para 2019. 

Así se volvió el piloto más joven desde Gilles Villeneuve en ser contratado por Ferrari.

Jacques, el hijo de Gilles, dice ahora que Charles "está teniendo un efecto negativo sobre el equipo Ferrari" porque "quiere demostrar que es el número 1 y eso daña a todo el equipo". 

Pero esa ya es otra historia...







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