GRAND PRIX DE FRANCIA, LAS CONCLUSIONES:¿POR QUÉ HAMILTON EMPIEZA A BAJARLE LA CORTINA AL 2019? ¿POR QUÉ SE DESINFLA BOTTAS?


Solo 24 milésimas separaron a Lewis Hamilton de un fin de semana idealmente perfecto en el Grand Prix de Francia, la octava cita del torneo de 2019. Pole position, victoria de punta a punta, el record de vuelta se le escapó al piloto de Mercedes una vez que había cruzado la meta tras lograr su triunfo más dominante de la temporada, y ocurrió cuando Sebastian Vettel, con gomas frescas, le batió el record, en el último giro de la prueba, por esa mínima diferencia. Como consuelo -si es que lo necesitaba- quien fue su gran rival en los dos mundiales anteriores terminó la carrera más de un minuto por detrás del piloto inglés.

¿Sorprendió a alguien tan imperial superioridad? Difícilmente. La ventaja de Mercedes sobre sus rivales, especialmente Ferrari, tendía a imitar la que se había registrado en el GP de España, un mes y medio atrás, y era puramente lógica. El tercer sector de la pista de Paul Ricard desborda de curvas, como el sector final del circuito catalán, allí dónde los coches plateados empezaron a marcar una ancha diferencia en esta temporada.

Entonces, solo bastaba ver cuál de los dos Mercedes doblaba primero. El GP de Francia fue aburrido, pero no tenía otra opción. El tipo de pista y el nivel del equipo de Brackley, en conjunto, no dejaban margen para pronosticar otra cosa. Ni siquiera en el sector 2, el más rápido de la pista, comprendiendo casi toda la recta de Mistral -el más favorable a Ferrari por las características de su coche-, Leclerc o Vettel acabaron delante del inglés en la decisiva Q3 sabatina.

"Mi ritmo de carrera es muy fuerte este año", aseguró Hamilton al acabar la prueba. Es cierto que, normalmente, el inglés va soltándose a medida que transcurre la temporada. No es solo una cuestión psicológica: es cuando llegan las pistas más rápidas y el calor del verano europeo. A mayor velocidad, prevalece Hamilton; si el calor favorece el grip, entonces también se impone el inglés. Pero también es cierto que nunca en la era híbrida, desde 2014 hasta hoy, tuvo un panorama más despejado.

De 2014 a 2016, peleó contra Nico Rosberg, su compañero. En 2017 y 2018 se las vio contra Vettel. Este año no tiene rival interno ni externo. A su compañero Valtteri Bottas ya le sacó 36 puntos en el campeonato, más de una carrera. Con una salvedad: cuatro carreras atrás, al acabar el GP de Azerbaiján, en Bakú, estaba un punto por detrás de Bottas. Los últimos cuatro Grands Prix terminaron todos en victoria de Hamilton y un score 100-64 sobre el finlandés.

Bottas tuvo que detenerse en la vuelta 23 para evitar el undercut de Leclerc y al final no consiguió mantener en condiciones sus cubiertas, por lo que casi pierde el segundo lugar. A duras penas podría ser, a esta altura, un rival de peso para Hamilton. Lo que insinuó en el arranque, un Bottas recargado, 2.0, se deshilachó

Hay que relajarse: este campeonato parece decidido. En Austria, la semana próxima, Ferrari tendrá su última oportunidad en mucho tiempo, porque la forma del trazado lo hacen muy parecido a Montreal, dónde Vettel estuvo a punto de quebrar a Mercedes. Pero Silverstone y Hockenheim son dos pistas muy propicias para otra demostración top de Hamilton. Luego, Hungría puede jugar a favor de RedBull, por su simpatía con los coches de excesiva downforce, pero, repleto de curvas lentas, el Hungaroring bien podría sonreirle de nuevo al campeón mundial. Después, las vacaciones... y ya hay que pensar en el coche del 2020.

Fue otro fin de semana oscuro para Vettel, que sufrió en la clasificación y, aunque poco percibido, cometió un error en la carrera que le costó el cuarto lugar. La idea era estirar su parada mucho más allá de la de Max Verstappen (que se detuvo en el giro 20) y superarlo en el largo plazo (gomas medias contra duras). Pero el alemán bloqueó muy pronto una cubierta delantera, reclamó el cambio y entró a boxes en el giro 25. Salió detrás del holandés y ya no tenía margen para alcanzarlo. Contrastó con el segundo podio consecutivo de Leclerc, que logró batirlo por segunda ocasión en el año (tras Bahrein).

Por lo demás, McLaren no supo muy bien cómo hizo para avanzar 3s5 de 2018 a 2019 en Paul Ricard, pero con Sainz sexto y Norris noveno consolida su cuarta posición en el torneo; Renault encontró 2 segundos de un año a otro (evidentemente los motores han dicho lo suyo tanto como en McLaren), pero no un resultado tan óptimo: a Daniel Ricciardo sigue costándole acostumbrarse a la falta de grip (como disponía en cantidades masivas en RedBull) en las frenadas. Por eso sacrificó lo que parecía el séptimo puesto final en una fallida maniobra contra Norris; con más velocidad que downforce se recuperaron Raikkonen y Alfa Romeo. 

Para el final: sin hacer mucho ruido, Verstappen sumó su 17° Top-5 consecutivo y volvió a demostrar que después de Hamilton es el mejor conductor de la F-1 del 2019. Mientras tanto, el décimo lugar de Pierre Gasly debe haber sabido a muy poco en el seno del equipo que maneja Christian Horner. Austria, la carrera en la que RedBull será local, podría definir el destino del piloto francés.














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