LOS ULTIMOS DIAS DE NIKI LAUDA: "QUE DESCANSE EN VELOCIDAD"


"Niki luchó. Fue un gran hombre. Pero estaba claro desde hacía algún tiempo que no podíamos llevarlo de vuelta a la pista". El doctor Walter Klepetko, el hombre que le salvó milagrosamente la vida a Niki Lauda en agosto pasado, con un trasplante de pulmón que fue exitoso, había bajado los brazos tiempo antes del fatídico 20 de mayo.

“Su incansable entusiasmo por la acción, su sencillez y su valentía siguen siendo un modelo a seguir y un estándar para todos nosotros. Lejos del público, era un esposo, padre y abuelo cariñosos y cariñosos. Nos extrañará mucho". Así lo despidieron sus dos mujeres, sus cuatro hijos, su hermano…

Aquel trasplante de pulmón parecía otro desafío conjurado por el coraje del tres veces campeón mundial, tanto como el accidente de Nurburgring en 1976, la tragedia del avión de su compañía que produjo más de 200 muertos en 1991, o los problemas con sus riñones que también estuvieron a punto de matarlo. El doctor Krepetko había pronosticado que su paciente podría volver a escalar montañas y hasta se hicieron planes para que Lauda regresara a los boxes de la Fórmula 1 en el último GP del año, en Abu Dhabi. Su última carrera había sido el GP de Inglaterra, en Silverstone, el 8 de julio. 

Pero la leyenda de la F-1 no se repuso lo suficiente como para avanzar tan rápido. “En noviembre lo visité en el hospital AKH de Viena”, contó el doctor Helmut Marko, que fuera su rival en las pistas durante el inicio de la década del ’70 y con quien se cruzaba a menudo en el paddock, uno como integrante del equipo Mercedes, otro como parte de la escuadra RedBull.  "Honestamente, me horroricé cuando lo vi, pero no dije eso, porque había tanto poder en su voz... Aún era optimista".

La Navidad encontró a Lauda con un aceptable grado de salud y ya fuera del hospital. “Todo parecía muy positivo después del trasplante”, describe el diario austríaco Osterreich. “Lauda cree en su ‘tercera vida’; la segunda había empezado en Nurburgring y acabado en el trasplante. De hecho, contrató dos enfermeros del AKH para que lo cuidaran en su casa de Ibiza, ayudando a la rehabilitación; los dos especialistas renunciaron a sus tareas en el hospital y lo siguieron a España

Krepletko, que lo había dado de alta el 24 de octubre, lo tuvo en estudio una semana durante diciembre y lo autorizó para que volviera a volar rumbo a Ibiza. Lauda partió con sus nuevos enfermeros y la esperanza de que su mejoría le permitiera estar presente en el Grand Prix de arranque del Mundial 2019, en Melbourne, a fines de marzo. Tenía tres meses por delante para rehabilitarse. Su comunicación vía telefónica o por whatsapp con Toto Wolff, el máximo responsable de la escuadra Mercedes de Fórmula 1, era fluida"Extraño a Niki y deseo que vuelva lo antes posible", declaraba el directivo a los medios. 


Pero pese a que en la ciudad en la que Lauda residió en los últimos 35 años, el invierno europeo no logra transmitir su crudeza, el paciente austríaco volvió a contraer allí una gripe: un virus similar había disparado en julio de 2018 la afección que acabó en el trasplante pulmonar. 

Como resultado de esa complicación pulmonar, el 6 de enero pasado Lauda volvió a ser trasladado a Viena, para internarse en el hospital AKH, otra vez al cuidado del doctor Klepetko: "Desde principios de año, se ha hecho evidente (su problema de salud). Las vacaciones de Navidad en Ibiza le hicieron bien, su movilidad también había mejorado. Luego vino la gripe, que lo desmejoró. Cada vez que pensábamos que salía adelante, surgían más complicaciones”. 

“En enero hablé por teléfono con él y su voz ya era débil”, agrega Marko, que desayunaba con Lauda cada domingo de Grand Prix. Según indicó al Bild alemán Bernie Ecclestone, el exZar de la Fórmula 1 y antiguo patrón de Lauda en la escuadra Brabham, “las cosas parecían ir bien pero, repentinamente, Niki se puso cada vez peor”. Ecclestone lo había visitado en Ibiza en la época de Navidad y pronto comprobaría la rapidez del deterioro. 

Después de otras dos semanas en terapia intensiva, Lauda fue dado de alta del AKH. Con motivo de su 70° cumpleaños, el 22 de febrero, la televisión estatal ORF le dedicó un programa de homenaje, en el que se oyó un breve mensaje enviado por el expiloto: "Regresaré y todo irá para mejor".

"Va cuesta arriba. Está trabajando duro", dijo su hijo Mathias, piloto del Mundial de Resistencia (WEC). “Lucha como un león”, lo citaba el Kronen Zeitung revelando que Lauda pasaba “hasta seis horas al día en rehabilitación en Viena para fortalecer su cuerpo”.

Klepetko recordó que Lauda debía cumplir con el protocolo previsto luego del trasplante de pulmón en agosto: debían trasladarlo a un establecimiento en Suiza, la clínica Cereneo, cerca de Lucerna, para avanzar en la rehabilitación. Ese paso se llevó a cabo en marzo. La visita al GP de Australia quedaba suspendida.

Esa experiencia pudo haberlo favorecido desde el punto de vista clínico, pero no desde lo anímico. Fueron tristes los días en la clínica suiza porque Lauda estaba lejos de sus gemelos, Mia y Max. Ellos permanecieron en Ibiza, concurriendo a la escuela, y solo podían verlo algunos fines de semana. 

“Niki terminó siendo un hombre de familia", señaló Marko. “Antes, era una auténtico animal de las carreras. Pero cuando conoció a Birgit (su segunda mujer) cambió. Inmerso en la Fórmula 1, no había visto crecer a sus dos primeros hijos, pero con Mia y Max era distinto, los llevaba a la escuela y en su casa se quitaba siempre el gorro rojo…”

El problema ya no eran los pulmones. Lauda vivía desde hacía tiempo con dos riñones trasplantados, donados por su hermano Florian (en 1997) y su mujer Birgit (en 2008), y esos órganos entregaban indisimulables signos de mal funcionamiento

Uno de sus amigos más íntimos, Bertl Wimmer, de Salzburgo, lo visitó en Viena, a su vuelta de Lucerna, a comienzos de mayo. "Niki sentía lo mal que estaba, se lo veía muy demacrado". Aún así, Wimmer sintió que la motivación de Lauda para seguir viviendo no había disminuido. "Mantenía una increíble espíritu en sí mismo".

Las dolencias renales había acabado llevándose la vida de Juan Manuel Fangio, en 1995, después de años de sufrimiento del Quíntuple de Balcarce. A Lauda, sus riñones no le escatimaban  pesar y a principios de mayo los médicos determinaron otro traslado, esta vez a la Clínica Universitaria de Zurich, para someterlo a un procedimiento de diálisis.  

Florian Lauda aseguraba públicamente: "Niki está progresando, pero aún está en Suiza". En cambio, el editor austríaco Wolfgang Fellner, se preguntaba: “Hace dos meses se mudó a Lucerna, ¿no debería ya estar en forma?”. Por el contrario: el estado físico declinante le impedía a Lauda caminar más allá de unos pocos pasos desde su lecho. 

Ecclestone retrató dramáticamente el momento: “Mi mujer Fabiana y yo visitamos a Niki en la clínica suiza a fines de abril. Pudimos ver qué tan débil estaba. Supimos que no volvería a disfrutar de una vida normal”. 

"Diez días antes [de su muerte], tenía la información de los médicos de que la situación era muy mala era malo para él", confió Fellner. “Tuvo que volver a luchar por su supervivencia". Mientras Florian Lauda sugería los progresos en el estado de salud de su hermano, Niki perdía definitivamente la voz. Wimmer telefoneó a Zurich en esos días para dialogar con su amigo. Lauda no contestó el teléfono. No volvería a hablar a lo largo de las últimas dos semanas.

Para Klepetko, la salud de Lauda había dado "claros pasos hacia atrás" en las últimas semanas. "Entonces no pudimos hacer nada más para que pudiera mejorar". Los enfermeros que Lauda había contratado retornaron a Viena: ya no tenían manera de rehabilitar al paciente. 

Birgit, la ex azafata de Lauda Air que se había transformado en la mujer del tricampeón mundial de Fórmula 1 a comienzos del nuevo siglo, reunió a la familia más cercana cuando el desenlace se hacía inevitable: sus mellizos Max y Mia; a Lucas y Mathias, los hijos de Lauda con Marlene Knaus, y a la madre de ellos, además de Florian. Sin embargo, los médicos desaconsejaron el traslado a Viena: el paciente estaba ya demasiado débil como para resistirlo. 

Lauda se durmió plácidamente en la noche del lunes 20, rodeado por los suyos, en un cuarto del Hospital Universitario de Zurich, curiosamente el mismo instituto médico en el que había fallecido 10 meses antes Sergio Marchionne, el presidente de Ferrari. No está confirmado que algún sacerdote le haya brindado el sacramento de la extremaunción, como había ocurrido 43 años antes en un hospital en Mannheim, en la noche del 1° de agosto de 1976.

"La causa de la muerte es una sobrecarga del cuerpo en todos los frentes, uno en el otro, los pulmones han funcionado bien hasta el final, nunca fueron asistidos mecánicamente, pero la gran cantidad de problemas [de salud] simplemente no se ha podido resolver", explicó el doctor Klepetko. La máquina, muy deteriorada, simplemente se había detenido.

"Tan triste como nos resulta, creo que al menos fue bueno para él que no sufrió más de lo que había sufrido", señaló Ecclestone.

El 29 de mayo, la magnífica catedral de Sankt Steffan permitió que millares de personas pudieran brindarle un último adios al personaje más famoso de Austria, sin exageraciones. Su hermano Florian contestó algunas preguntas de la TV austríaca: 

-¿Cómo fueron los últimos meses?
-Admiré todo lo que soportó: el accidente, los trasplantes, los meses en la unidad de cuidados intensivos. Ahora debería tener su descanso. No estaba asustado. Habló de cosas de las que nunca había hablado. Fue directo, decidido. 
-¿Se había imaginado su partida de esa manera?
-No podía imaginarme una despedida más digna. En movimiento. Todos vinieron. Primero los discursos del presidente, el ex canciller, Gerhard Berger, Arnold Schwarzenegger. Entre sus canciones favoritas.
-¿Qué fue su hermano? ¿Un empresario, un deportista?
-Alguien me dijo en la iglesia: "Que descanse en velocidad". Eso describe su vida, que descanse en velocidad. Siempre fue hacia adelante. A veces estuvo en un día en tres países distintos.
-¿Era un hombre de familia?
-Vi el cambio más grande cuando llegaron los gemelos Max y Mia. No vio crecer a los dos primeros, Lukas y Mathias, adecuadamente. Era diferente con sus gemelos. Eso lo volvió más humano.

Los pilotos y celebridades que fueron a despedirlo pueden verse aquí

(Estos últimos momentos se reconstruyeron con información disponible en los diarios austriacos Osterreich, Kürier, Krone y Heute, además de fuentes propias)





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