Tuvimos una carrera espantosa en el GP de Francia. La última vuelta nos dio más emoción que las anteriores 52 juntas. Para colmo, el dominio Mercedes sigue tan firme que ahuyenta a los fanáticos. ¿Cómo hacer para poder disfrutar esta Fórmula 1?
Primero que nada, aclaremos que la cuestión hegemónica es recurrente en la máxima categoría. Cada diez o quince años se produce una situación similar, en la que un piloto o una marca dominan sin atenuantes al punto de tornar predecible los resultados y causar un efecto de tedio en los espectadores:
1950: Alfa Romeo ganó 6 de 6
1965: Jim Clark ganó 6 de las 7 primeras
1976: Ferrari ganó 6 de las primeras 9
1988: McLaren ganó 15 de 16 (y las primeras 11 de forma consecutiva)
2004: Michael Schumacher ganó 12 de las primeras 13
2019: Mercedes ganó 8 de 8
Pero la Fórmula 1 siempre sobrevivió a eso. Cambiaron los reglamentos, se pusieron a tono los otros equipos, levantaron su rendimiento los otros pilotos, como fuera. Estos ciclos de dominio se alternan con ciclos más abiertos y esa alternancia parece formar parte de la historia de la categoría.
El problema hoy no es que Mercedes sea dominante, aunque haya ganado las últimas 10 carreras de manera consecutiva. En Canadá, Ferrari demostró -aunque no haya ganado- que Mercedes no es invencible. Se los puede derrotar, siempre que la operación sea impecable y no se cometa el más mínimo error.
El problema actual de la F-1 es que haya tanta diferencia entre los dos pilotos del equipo que posee el mejor auto, entre el quíntuple Lewis Hamilton y su compañero Valtteri Bottas.
No ocurría lo mismo cuando Nico Rosberg era el compañero de Hamilton. Y en los últimos dos años, la competencia de Ferrari sustituyó la pelea interna de Mercedes.
Este año no tenemos ni una ni otra. Por eso nos parece tediosa la Fórmula 1 de 2019.
Hamilton opera muy por encima de lo que le hemos visto. Lo reconoció él mismo: "Mi ritmo de carrera es más fuerte que nunca". Siempre demora unas carreras en tomar ritmo, esta vez lo consiguió mucho antes. En 2017 explotó a partir del GP de Bélgica, en setiembre; el año pasado fue desde Alemania, en julio.
Un consuelo sería admitir que estamos viendo historia. Nunca vimos correr a Juan Manuel Fangio pero ¡cómo nos habría gustado seguir la temporada de 1957, en la que el Chueco ganaba (casi) todo y se quedaba con su quinto título!
Hamilton está escribiendo hoy una enorme página de la historia de la Fórmula 1. El año pasado igualó los cinco títulos mundiales de Fangio; acaba de pasarlo, se podría decir que ya tiene cinco y medio. Y va camino de los records máximos de la categoría. Lo estamos viendo lograrlo, aunque nos parezca tedioso.
Schumacher es el máximo ganador de la historia de la F-1, con 91 triunfos. Hamilton ya llegó a 79: le faltan 12 victorias para igualar la marca del alemán. En 2019 ganó 6 carreras de 8: a este ritmo, igualará ese record dentro de 16 Grands Prix, en China 2020. Para entonces ya habrá sumado su sexto título mundial. ¿No es realmente histórico lo que estamos presenciando?
Ver conducir a Hamilton, seguir on-board sus vueltas de pole-position, percibir vuelta a vuelta la forma en que demuele a sus rivales en la carrera, se disfruta como arte. Pero todavía sabe a poco. La categoría supo darnos mucho más. Y eso es lo que le reclamamos.
Una gran oportunidad se presenta: en octubre a más tardar deberá decidir sus reglamentos para la temporada 2021 y en adelante. Inclusive Hamilton, que alcanzó una zona de confort que todavía siente que puede mejorar, reclama cambios.
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