GP DE ALEMANIA, LAS CONCLUSIONES: DESPUES DEL CAOS, VERSTAPPEN (Y LOS DESCONOCIDOS DE SIEMPRE).

Max Verstappen sobrevivió a una mala largada y a un trompo completo para obtener su segunda victoria en las últimos tres Grands Prix del Mundial 2019 de la Fórmula 1, quedándose con una de las carreras más locas de la historia reciente de la categoría. El agua pareció complicar al piloto holandés mucho más de lo que -se suponía- podía favorecerlo, pero en cuanto el piso de Hockenheim fue secándose, una serie de golpe de escena transformaron lo que parecía otra inevitable consagración de Lewis Hamilton en un show de emociones sin respiro. 

Hubo 78 paradas en los boxes para recambio de neumáticos, cuando lo habitual suelen ser de 20 a 30: 29 en Inglaterra, 23 en Austria y Francia, 22 en Canadá... "Como una película de horror mezclada con una comedia de humor negro", sintetizó la carrera Daniel Kvyat, una de las estrellitas de la carrera.

Kvyat (3°) y Verstappen (1°), los pilotos Honda en el podio del GP de Alemania.

¿Por qué ganó el holandés? Porque a diferencia de las Ferrari, estaba allí, dónde había que estar, para aprovechar un inusual derrumbe de Mercedes. Los coches italianos, que habían largado desde la 10a y 20a posiciones, respectivamente, no estuvieron en condiciones de aprovechar completamente el pésimo día de la escuadra campeona del mundo. Si el sábado acabó siendo una espantosa jornada para Ferrari, el domingo no le sonrió a Mercedes.

Mientras el piso se mantuvo húmedo y pese a no sentirse tan cómodo con su auto en esa condición, Verstappen nunca permitió que los Mercedes se escaparan demasiado. Su mérito es compartido por una estrategia muy ajustada: el holandés se detuvo en cinco ocasiones a cambiar neumáticos, pero siempre en los momentos precisos. Seis neutralizaciones a lo largo de 64 vueltas dieron enormes oportunidades para acertar o equivocarse: RedBull acertó en todas. 

Algo similar parecía suceder con Charles Leclerc: pese a partir décimo, Ferrari puso el peso de sus decisiones sobre la estrategia de carrera del monegasco, y venía acertando también. Un error de conducción y un poco de mala fortuna, combinados, ahogaron las pretensiones de Leclerc.

En la misma zona en la que se despistó el hombre de Ferrari, Lewis Hamilton consiguió escapar por muy poco. Pero esa fortuna de campeón no pudo pagar todas las cuentas. Un pit stop negro, una táctica errónea, todo fue sumándose para hacer de este GP el peor del año para el campeón mundial, que acusó sentirse mal durante sábado y domingo (¿una gripe?). Una penalidad de cinco segundos, otro trompo 360° y seis detenciones en boxes -no siempre para mejor- sellaron el espanto. 

El inglés permaneció casi 3 minutos en la calle de boxes durante toda la carrera; el ganador Verstappen, solo 1m41s8. Y Hamilton terminó el GP 

Se lamentó Toto Wolff por toda la parafernalia revestida de homenaje a la historia deportiva de Mercedes, como si la concentración en la fiesta le hubiera quitado una imprescindible atención a los temas realmente importantes del fin de semana. El despiste de Valtteri Bottas (un error que puede costarle caro) cerró el domingo oscuro de las Flechas de Plata, pero a Brackley se llevaron otra convicción, no blanqueada como las trompas de sus autos en esta carrera: cuando la pista empezó a secarse, ya no fueron rivales para Verstappen y RedBull. 

Y cuando la pista empezó a secarse, emergió desde el fondo del pelotón Sebastian Vettel, que con el piso mojado había edificado una carrera sin demasiado brillo. No por nada fue el piloto que más giros dio, en todo el Grand Prix, con neumáticos slick blandos... Con ellos le llegó la velocidad, la chance de utilizar muy a menudo el DRS y la opción de subirse al podio, lo que parecía un imposible no solo desde su último puesto de largada, sino con Leclerc (o Bottas o Hamilton) en la pista. Un gran resultado para recuperar cierta confianza...

Así, en este Grand Prix de Alemania azotado por el agua y la imprevisibilidad, las estrategias fueron decisivas en el resultado final. Por ejemplo, el podio de Kvyat. El ruso marchaba fuera del top-ten cuando el equipo Toro Rosso lo convocó a boxes a poner gomas slick en el giro 45, mientras duraba la neutralización por el despiste de Nico Hulkenberg, cuando la lluvia amainaba. 

Alex Albon, su compañero, marchaba cuarto en ese momento y el equipo no quiso comprometer esa actuación. Así, el tailandés paró recién una vuelta más tarde, cuando era inevitable y la carrera ya había sido relanzada: ese giro de más cambió todo el panorama. Luego el ruso demostró en los últimos giros que está perfectamente apto para conducir el segundo RedBull y ser protagonistas de esos cambios de mitad de temporada a los que es tan afecto Herr Doktor Helmut Marko.

Algo similar sucedió con Lance Stroll: el canadiense -que por primera vez en el año logró pasar, en Alemania, la Q1- estaba tan atrás que el equipo Racing Point se la jugó. Fue el primero en colocar cubiertas slick para el tramo final, en el giro 44. Todo el pelotón paró, para la misma operación, entre los giros 46 y 47, cuando ya había bandera verde. Así que, ordenada la carrera, quedó segundo, detrás de Verstappen (que paró también en la vuelta 46,  perdiendo la punta solo un par de kilómetros). 

Después, Stroll no pudo con Kvyat ni con Vettel, pero su cuarto lugar fue meritorio. Carlos Sainz no pudo con él porque (a) se detuvo en el giro 46 y (b) solo tenía un juego de slick usado para correr esas 18 giros finales. 

Kimi Raikkonen amenazó durante unas cuantas vueltas convertirse en una de las estrellas del Grand Prix. Largó quinto, corrió bastante por delante de Vettel en el tramo húmedo de la competencia, terminó séptimo en pista pero una penalidad de 30s tras la carrera (una infracción al reglamento por parte de la escuadra Alfa Romeo) le hizo perder cinco posiciones (hasta el 12° lugar).

Esa penalidad a Raikkonen y a su compañero Antonio Giovinazzi derivaron en el último detalle extraordinario de una carrera fuera de lo común. Robert Kubica avanzó a la décima colocación: el primer punto de un Williams en el Mundial 2019...