NOMBRES, CREADORES Y LEYENDAS: CÓMO SE BAUTIZA A UNA ESCUADRA DE FÓRMULA 1


A diferencia del fútbol, en el que los clubes poseen denominaciones deportivas, legendarias o que remiten a su origen geográfico, en la Fórmula 1 las escuadras son, en general, prolongaciones de sus creadores. No es una  tendencia original: la industria del automóvil responde a esa consigna. Basta pensar en marcas como Ford, Chevrolet, Porsche, Peugeot, Citroën u Honda. Son los apellidos de sus mentores.

Cuatro de los diez equipos actuales de la Fórmula 1 llevan la marca de su creador: en distintas épocas Enzo Ferrari, Bruce McLaren, Frank Williams y Gene Haas bautizaron a sus escuderías con sus propios apellidos. Pero el detalle curioso es que los seis equipos restantes cambiaron su denominación después de haber nacido con el apellido de sus fundadores.

La Red Bull que ganó cuatro campeonatos mundiales entre 2010 y 2013 con Sebastian Vettel al volante, nació en 1997 como Stewart Grand Prix, la creación del tres veces campeón mundial Jackie Stewart. El escocés obtuvo dinero de Ford para ponerla en marcha y a fines de 1999 se la vendió a la casa del óvalo azul, que la rebautizó con una de las marcas de su portfolio de entonces: Jaguar.

Los ejecutivos de Detroit soñaban con un mar de banderas verdes que eclipsara al rojo Ferrari. Pero la escuadra fue pésimamente gestionada y a punto de irse a pique, acabó adquirida por el empresario austríaco Dietrich Mateschitz, que desde mediados de los ’80 invertía en F.1 cuando comenzó a apoyar a su compatriota Gerhard Berger.

Mateschitz continuó la tendencia y compró en 2006 la escuadra que el voluntarioso Giancarlo Minardi poseía en Faenza (Italia) y competía desde 1985, para nominarla como Toro Rosso, el nombre de su marca traducido al italiano. 

Quizá la historia más curiosa sea probablemente la que se generó luego de que Ken Tyrrell hiciera construir su primer auto en un granero. Luego de haber sido campeón en 1969 con un chasis Matra equipado con el venerable motor Cosworth V8, con Stewart al volante y bajo la denominación Matra International, al año siguiente Tyrrell se decidió por darle su nombre a la escuadra.

Después de ganar los torneos de 1971 y 1973, el equipo entró en una progresiva fase de decadencia; Bernie Ecclestone gestionó su venta, para cobrarse de paso una deuda que Tyrrell mantenía con él: en 1999 el British American Racing (BAR) ocupó su lugar. La sede se mudó de Ockham a Brackley, Honda ingresó como proveedor de motores y más tarde se quedó con la propiedad de la escuadra.

La crisis mundial de finales de la década pasada llevó a Honda a abandonar precipitadamente la Fórmula 1: el equipo se vendió por una simbólica libra esterlina a su director técnico, Ross Brawn. Los especialistas de Honda no se preocuparon jamás en averiguar que se preparaba para la temporada 2009. Ese auto ganador, equipado con motor Mercedes, acabó obteniendo el título mundial… y al año siguiente Mercedes compró la escuadra completa. Es la misma que ganó de manera consecutiva todos los títulos de pilotos y constructores de 2014 a 2018 y está muy cerca de hacer lo mismo en 2019, lo que sería todo un record. 

Racing Point es un caso muy especial: es el quinto nombre de una escuadra que lleva menos de tres décadas compitiendo en la F-1. Propiedad de un conglomerado de empresarios que conduce el canadiense Lawrence Sheldon Strulovitch (más conocido como Larry Stroll, una de las 1000 personas más ricas del mundo), nació en 1991 cuando el irlandés Eddie Jordan ascendió con su equipo a la Fórmula 1, proveniente de la F-3000, la categoría inferior por entonces. 

Jordan (1) conservó su nombre hasta que fue vendida en 2005 a un consorcio ruso, que la rebautizó Midland (2). En 2006 la compraron los holandeses de Spyker (3), y en 2008 pasó a manos del indio Vijay Mallya, que en un arrebato de patriotismo re-denominó Force India (4) a la escuadra. Las deudas arrinconaron al controvertido empresario, y el año pasado Stroll y sus socios alumbraron el  nombre actual, Racing Point (5).

El equipo Renault lleva el apellido de los creadores del conglomerado francés, los hermanos Louis, Marcel y Fernand, pero no guarda relación con la original escuadra Renault de F1 que compitió entre 1977 y 1985. Otros dos hermanos, Ted y Bob Toleman, crearon un equipo en los ’70 que fue ascendiendo y llegó a la Fórmula 1 en 1981. Toleman fue el primer equipo de Ayrton Senna en F-1. La escuadra se vendió a uno de sus sponsors, el empresario textil italiano Luciano Benetton, y con ese nombre corrió entre 1986 y 2001, dándole los dos primeros títulos mundiales a Michael Schumacher en 1994 y 1995. El círculo se cerró cuando Benetton fue vendida a Renault, que quería regresar a la máxima categoría. Siempre con Flavio Briatore como manager, el team del rombo consiguió en la segunda etapa lo que no había conseguido en la primera: dos títulos mundiales, en 2005 y 2006, con Fernando Alonso.

Los Ferrari no siempre se llamaron así. El industrial modenés poseía su escudería desde 1929, utilizando coches Alfa Romeo, con la que ganó un buen número de Grandes Premios de preguerra. Su acuerdo de desvinculación de la casa de Milán, en 1938, prohibía la fabricación de coches Ferrari que fueran competencia de los Alfa, durante cuatro años. De manera que los primeros autos que produjo se llamaron Auto Avio… En 1950, cuando se inició la historia del Mundial de Fórmula 1, los coches rojos del Cavallino Rampante ya llevaban el nombre de su hacedor.

Después de competir para la Cooper –la escuadra inglesa que llevaba el nombre de sus dueños, Charles Cooper y su hijo John– Bruce McLaren comenzó a construir sus propios modelos y debutó en el Mundial de 1966 con el M2. Falleció trágicamente en 1970 pero su socio Teddy Mayer llevó adelante la escuadra hasta 1980, cuando se fusionó con la Project 4 de Fórmula 2. Su titular, Ron Dennis, se encargó de engrandecer el legado de McLaren sin cambiarle el nombre.
Williams estaba en Fórmula 1 desde 1969, con una pequeña equipo que ponía en pista un Brabham-Cosworth, pero el lanzamiento formal de la Williams Grand Prix Engineering, para fabricar sus propios coches, se produjo en 1977. En 40 años ganaron siete títulos de pilotos y nueve de constructores. Frank Williams, parapléjico desde 1986 –cuando sufrió un accidente vial regresando de unos ensayos en la pista de Paul Ricard– sigue yendo a los Grandes Premios, aunque la escuadra, que se llama Williams Racing desde que cotiza en la Bolsa de Frankfurt, la maneja su hija Claire.
Peter Sauber llegó a la Fórmula 1 en 1993: la escuadra celebra ya pasó el cuarto de siglo en la categoría. Construyó su primer auto, el C1, en 1970, en el garaje de la casa de sus padres, en las afueras de Zurich, Suiza. La C de la denominación era la inicial del nombre de su esposa, Christiane. Alejado de la disciplina, después de haber vendido a BMW en 2005 y recomprado en 2010, la escuadra mantuvo su denominación hasta 2018, pese a que capitales suecos se hicieron de la mayoría de las acciones en 2016, mandando al inefable Peter a su domicilio. Con mucha influencia de Ferrari, que volvió a proporcionarle motores a la escudería desde 2010, este año fue rebautizada como Alfa Romeo Racing...
Casi que una filial de Ferrari en Estados Unidos, el equipo Haas es el más joven de la F1: debutó en 2016 inspirado por Gene Haas, el dueño de una compañía que fábrica máquinas herramientas, la más grande de su país, en Carolina del Norte. La base europea del equipo está en Banbury (Reino Unido).
Jaguar es una de las pocas marcas cuyo nombre no responde a su creador. Pero tampoco se llamó así en el inicio de sus actividades: William Lyons comenzó a fabricar pequeños autos sport en Blackpool, denominados SS; en 1935 produjo el modelo SS Jaguar. El nombre cambió en marzo de 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, debido al pésimo efecto publicitario que causaba llevando el mismo nombre que las divisiones alemanas. “A diferencia de SS, el nombre Jaguar es distintivo y no puede ser conectado o confundido con cualquier nombre similar extranjero”, explicó Lyons en su momento.
Son pocas las marcas campeonas de Fórmula 1 que no llevan el nombre de su creador: apenas Vanwall, en 1958, propiedad del industrial inglés Guy Vandervell; la British Racing Motors (BRM), un conglomerado industrial británico campeón en 1962; el Team Lotus, la genial factura de Colin Chapman, que ganó 6 títulos de pilotos y 7 de constructores, denominado con el apodo de la mujer del creador, Ethel; o Matra, el fabricante francés cuyo nombre respondía a una sigla: Mechanique Avion Traction, y que hoy fabrica misiles. En la era moderna, Red Bull y Mercedes responden a esa consigna.
Pero la mayoría de los equipos que hicieron la historia de la Fórmula 1 llevaron el apellido de sus fundadores: (Enzo) Osella, (Enzo) Coloni, (Guy) Ligier, (Roger) Penske, (Amedeé) Gordini, (Guglielmo) Bellasi, (Ettore) Bugatti, (Alejandro) De Tomaso, (Graham) Hill, (Wilson y Emerson) Fittipaldi, (Soichiro) Honda, (Guido) Forti, (Alexander) Hesketh, (Willi) Kauhsen, (Matsuhisa) Kojima, (Gianni) Lancia, (Gerard) Larrousse, (Tico) Martini, los hermanos Maserati, (Arturo) Merzario, (Ferdinand) Porsche, (Alain) Prost, (John) Surtees, (Walter) Wolf… Algunos se contentaron con llevar el nombre: Parnelli (Jones), Theodore (”Teddy” Yip), Super Aguri (Suzuki), sin olvidar a Mercedes, la hija de Emil Jellinek, un emprendedor austríaco, que acabó denominando a los autos que produjo la fusión de las compañías Daimler y Benz.
Otros nombres de escuadras fueron siglas, como March o Arrows, construidas con las iniciales de sus fundadores; y otros tuvieron orígenes equívocos: Jack Brabham había bautizado a su equipo como MRD (Motor Racing Developments) hasta que le hicieron notar que en Francia el nombre se pronunciaba “Merde”… Brabham fue el único piloto en ganar un campeonato mundial con un auto que llevaba su apellido...


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