INTIMIDADES DE LA FÓRMULA 1: EL HOTEL QUE ENVIA SU PASTA A MONZA

David Coulthard autografiando sobre una bandera de Ferrari en el hotel a las afueras del autódromo de Monza (Foto Hotel De Ville)

Monza es la pista que más carreras por el Mundial de Fórmula 1 ha hospedado en la historia del certamen: 69 desde 1950, una vez por año salvo en 1980 (cuando el GP fue a Imola). Es un dato muy conocido, pero la concurrencia habitual al veloz circuito del Parco Reale generó otras costumbres que se conocen bastante menos...

Mientras corría en Europa, Monza era el circuito que más cerca le quedaba a Juan Manuel Fangio, que vivía año a año en el modesto Albergo Columbia, de la Vía Lepetit, en Milan, a pocos minutos del coliseo automovilístico. El resto de los pilotos se repartía en distintos hoteles de la zona cada vez que se acercaba el GP de Italia, la prueba final del campeonato durante gran parte de los '50.

Todo cambió cuando Stirling Moss se hizo habitué del Hotel de la Ville, a pocos centenares de metros al sur del autódromo. Eso ocurrió en 1961. La tradición se mantiene. El miércoles pasado, el campeón del mundo Lewis Hamilton, que se alojó allí, mandó a un cadete de Mercedes a buscar dos platos de rigatoni alla arrabiata para degustar en el circuito mientras completaba una reunión con su ingeniero Peter Bonnington

"Tenemos todo reservado por el Circus (de la Fórmula 1) con muchos meses de anticipación, alrededor de un centenar de huéspedes entre pilotos, managers e ingenieros", cuenta a la Gazzetta dello Sport Tany Nardi, que junto a su hermano Luigi gestionan el emprendimiento, que heredaron de su padre, el mismo que convenció a Moss de alojarse allí. Al Campeón sin Corona inglés lo siguieron muchos de sus compatriotas.

"La verdadera explosión ocurrió en los años '70, una época fabulosa en la que aquí los equipos se mezclaban entre todos, los pilotos cenaban todos juntos y después de la carrera se armaban fiestas increíbles: cuando Jim Clark ganó en 1963 (ya siendo campeón mundial), al irse al día siguiente tuvo que abonar con su cuenta un total de cuarenta vasos de vidrio rotos durante la fiesta", relata Nardi. 

En la era dispendiosa de los '90, muchos jerarcas de la F-1 se alojaban, cada vez que la categoría se acercaba a Monza, en la Villa d'Este, un cinco estrellas a orillas del Lago di Como, un poco más exclusivo. Fue allí, en sus salones y pasillos, durante la noche del 5 al 6 de setiembre de 1991, entre las 9:30 y las 2:30 del día siguiente, que se cocinó la contratación de Michael Schumacher a Benetton, en múltiples reuniones entre Bernie Ecclestone (el verdadero artífice de la movida), Flavio Briatore, Eddie Jordan y su director comercial Ian Phillips, Roberto Moreno (el piloto perjudicado en la operación) y hasta Maurizio Arrivabene, que por entonces era solo ejecutivo de la tabacalera que auspiciaba a la F-1 y quería introducir a uno de sus pilotos de entonces, Alex Zanardi, en la butaca vacía. 

Pero la Villa d'Este está a una hora de Monza y ya no circula tanto dinero como para trasladarse en helicóptero hasta el circuito. El cuatro estrellas Hotel de Ville vuelve a ser centro de atracción de los auténticos protagonistas de la Fórmula 1. "Más allá de las puertas, los aficionados a la caza de selfies", describe la Gazzetta. "En el jardín, Valtteri Bottas y Kimi Raikkonen discuten en voz baja, Romain Grosjean espera la camioneta de la Haas para ir al circuito. En el salón de ingreso, Nico Hulkenberg y Kevin Magnussen están prendidos a sus celulares". En la recepción del hotel, este lunes por la mañana, Charles Leclerc y Mattia Binotto seguían recibiendo felicitaciones de colegas y amigos por la victoria ferrarista del domingo.

Los apuros por conocer, año a año, cada calendario están relacionados con el apuro para reservar el alojamiento de cada temporada. "Este año, la estadía de Niki Lauda fue cancelada, pero David Coulthard y Jean Alesi tienen siempre la misma habitación". Los últimos secretos, según los anfitriones: "¿El gourmet? Gerhard Berger; Colin Chapman pasaban noches interminables en el restaurante con todo el equipo Lotus. ¿Los noctámbulos? Fácil: Eddie Irvine o James Hunt a veces llegaban cuando ya se estaba sirviendo el desayuno; Schumacher fue el primero al que vimos controlar al miligramo la alimentación".

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