DESPUÉS DE LOS CAPRICHOS: CÓMO MCLAREN Y MERCEDES RECREAN UNA SOCIEDAD CON MENOS ÉXITO QUE PRESTIGIO

El McLaren-Mercedes de Kimi Raikkonen, vencedor en Japón 2005.

Quizás no fue la asociación tan exitosa que el imaginario colectivo cree que realmente fue. En 20 años de campaña conjunta, entre 1995 y 2014, McLaren y Mercedes ganaron mucho menos que lo que el eco de la historia sugiere. De aquellos 40 títulos en juego durante esos 20 campeonatos, la escuadra McLaren-Mercedes solo se apropió de cuatro, la décima parte: los halagos de Mika Hakkinen en 1998 y 1999, el primer título planetario de Lewis Hamilton en 2008, y el título de Constructores en 1998. Bien que todos ellos contra la poderosa Ferrari de Maranello. Pero eso y unas 78 victorias en Grands Prix (a un promedio inferior a las cuatro por año) representan una cantidad inferior de éxitos a la que sugiere pronunciar en conjunto el nombre de ambas marcas. 

Ha sido, seguramente, la recreación de un mito, el de las Flechas Plateadas, el que instaló en lo alto el carácter de la sociedad. Al unirse a McLaren, Mercedes recuperó parte de su demoledora historia de los años '50, como si se hubiera operado una transferencia de prestigio. Los coches de Woking dejaron atrás la decoración blanca y roja que había sido su sello durante los 20 años anteriores, gracias a la tabacalera que los patrocinaba, y al adoptar la tonalidad plateada recreó aquel aura. Los números, en todo caso, no fueron tan contundentes, aunque pudieron ser un poco más robustos: Kimi Raikkonen se acercó muchísimo a los títulos de 2003 y 2005 antes de verse traicionado por las roturas mecánicas. Haber coincidido con la etapa más potente de la asociación Michael Schumacher-Ferrari, que monopolizó el triunfo entre 2000 y 2004, también explica la cosecha inferior.

McLaren y Mercedes vuelven a unirse, a partir de 2021, después de que Ron Dennis, el legendario patrón de la escuadra, decidiera romper los lazos para perseguir el sueño de una segunda época triunfal junto a los nipones de Honda. 

Aquella determinación no estuvo exenta de una apreciable lógica, aunque los resultados posteriores la hagan aparecer como una decisión errónea. Dennis nunca vio con simpatía la constitución de un equipo oficial Mercedes, en 2010, que ponía a su escuadra en un segundo plano de atención: hasta allí, literalmente, McLaren era la escuadra oficial Mercedes; desde 2010 en adelante, ese status fue diluyéndose. 

Luego, durante los primeros escarceos de la era híbrida, cuando los proveedores de motores no estaban obligados a abastecer a sus clientes con las versiones más modernas, Dennis entendió que McLaren debía volverse oficial de otra marca si quería recuperar la senda ganadora. Había ganado su último GP en Brasil, durante 2012, con Jenson Button al volante; pero en 2014, el primer año de la era híbrida, los McLaren-Mercedes solo accedieron al podio en el primer GP de la temporada, en Australia; después, nunca más. El divorcio estaba consumado.

Y ese divorcio se mantuvo vigente mientras Dieter Zetsche fue presidente de Daimler AG. El ejecutivo de enormes bigotes blancos, tantas veces divisado en los boxes junto a Toto Wolff y Niki Lauda en las últimas, gloriosas temporadas del equipo Mercedes, nunca perdonó a Dennis su desaire. En 2017, Zetsche rechazó la solicitud de provisión de impulsores y allí fue que McLaren acudió a Renault. 

Pero Zetsche dejó su puesto en la compañía en mayo pasado, cinco meses atrás. Y su sucesor, el sueco Ola Kallenius, tuvo relación directa con el equipo McLaren: era el máximo responsable de los motores Mercedes de F-1 a comienzos de siglo y, en ese carácter, fue director ejecutivo de la escuadra en 2003.

Los resultados de McLaren junto a Honda fueron tan pésimos que, entre otras singularidades, produjeron la salida de Dennis, en noviembre de 2016, entre pronósticos que sugerían, con seriedad, el riesgo que la escuadra corría: ¿acaso no había desaparecido ya equipos campeones del mundo como Cooper, Brabham, Lotus o Tyrrell? 

Kallenius dio luz verde al acuerdo y selló los últimos detalles durante el último GP de Italia, en Monza, el mes pasado. El acuerdo se oficializó dos semanas atrás, en Sochi (Rusia). El acuerdo rige por cuatro temporadas, hasta 2024

La asociación podría ayudar a McLaren a saltar el escalón que actualmente lo separa de las Tres Grandes Escuderías, para volver al triunfo. Ese que no logra desde Brasil 2012, precisamente, la última vez en que un McLaren-Mercedes venció en la Fórmula 1. 

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