POR QUÉ LEWIS HAMILTON ESTÁ EN SU MEJOR MOMENTO: GP DE ABU DHABI, LAS CONCLUSIONES


Ya nadie parece dudar de que, más temprano que tarde, los records que oportunamente estableció Michael Schumacher y que tan inalcanzables sonaban, caerán muy pronto. Esta máquina de ganar en la que se ha convertido Lewis Carl Hamilton ha convencido hasta a los más escépticos. La dominante victoria que conquistó en el Grand Prix de Abu Dhabi, la undécima de su colección a lo largo de 2019, eleva su total a 84, quedando a solo nueve de la marca que el alemán estableció en 91 al vencer el GP de China de 2006.

Once victorias, tantas como las que el inglés consiguió también en 2014 o en 2018, son un certificado de superioridad, en un calendario extenso de 21 carreras: todo el resto, sumado, venció menos que el séxtuple campeón.

Los propios records también exigen páginas: Hamilton es el único piloto de la historia del Mundial que ganó en cada temporada (y van trece) en la que participó, habiendo debutado en 2007. Es un testamento de la calidad de los equipos -McLaren y Mercedes- con los que corrió, de paso, pero también una indeleble marca de vigencia. Verlo conducir causa placer, contemplarlo dominar produce admiración. Este año solo nos "aburrió" en Barcelona y Paul Ricard, de tan enormes que fueron las diferencias. Allí, la endeble resistencia rival tuvo buena cuota de responsabilidad.

Aún a punto de cumplir 35 años, esa vigencia promete no agotarse pronto. Su contrato lo vincula a Mercedes hasta fines de 2020, pero sus condiciones lo invitan a continuar más allá de esa fecha

Hamilton se beneficia de los enormes avances en seguridad que ha experimentado la Fórmula 1 en estas últimas décadas: nunca ha sufrido un accidente de proporciones, lo que alarga su carrera y permite proyectarlo en escena hasta cerca de los 40.

Sano, enfocado, dueño de la inquebrantable confianza que dan los triunfos y los títulos, el campeón está convencido de que todavía puede rendir mucho más, que la exigencia lo potencia y que la experiencia lo refina. 

Con su pole-position del sábado consiguió que su compañero Valtteri Bottas no pudiera mostrar ni un solo rubro de importancia en el que lo haya superado durante este año. Vital y móvil, Hamilton es capaz de trazarse, en sus días más más fabulosos, un aura de invencibilidad.

La incógnita con el futuro está relacionada con la continuidad de Mercedes antes que con la suya. La casa alemana puede decidir que el fasto de esta década -seis títulos consecutivos tanto de pilotos como de constructores- no puede repetirse sino a riesgo de fallar en algún momento y podría preferir retirarse en la cúspide; o, por qué no, concentrar sus actividades deportivas solamente en ámbitos eléctricos, como ha decidido recientemente Volkswagen. En ese caso, el coqueteo entre Hamilton y Ferrari cobra sentido.

Es muy probable que durante 2020 el inglés se apodere del record máximo de victorias en el Mundial, superando las 91 de Schumacher y, en ese caso, casi que se aseguraría su séptimo título mundial, igualando así el otro record absoluto del germano. ¿No sería un escenario apropiado, entonces, que Hamilton quisiera quebrarlo, desempatar, conduciendo para Ferrari?

Todo hace pensar que ese escenario solo se dará si Mercedes no continúa en la Fórmula 1. 

Pero si ello ocurre, ahí está listo Max Verstappen para dar el salto a la butaca que quede vacía en las Flechas de Plata. El holandés certificó con su segundo lugar en Abu Dhabi que, después del inglés, ha sido el mejor conductor de la temporada. El tercer puesto final del campeonato le muestra su techo si RedBull y Honda no reportan un salto de calidad. Lo que es difícil que vaya a ocurrir en 2020, el último año de la corriente reglamentación: sin dudas, el mayor esfuerzo se volcará a los nuevos coches modelo 2021.



Ferrari cerró el año como lo transitó a menudo: con otra polémica. El excedente de combustible en la SF90 de Charles Leclerc aviva el fuego de la sospecha: ¿qué otra prueba se necesita, piensan muchos, para concluir que la potencia adicional de los coches italianos está directamente articulada con un incremento poco claro de la cantidad de combustible utilizada? Una multa de 50 mil euros salvó el podio del monegasco.

Un Sebastian Vettel desdibujado, apagado, que seguramente tendría más voluntad de estar en Suiza disfrutando con su tercer hijo recién nacido que en pelear mano a mano con Alex Albon por la quinta posición, completó un panorama preocupante para la Scuderia en un año muy controversial. 

Las Ferrari que generaron kilómetros de polémica en el GP de Brasil viajaban 4° y 5° cuando se tocaron; en Abu Dhabi acabaron 3° y 5°. En cualquier caso, lejos de la vanguardia y de la posibilidad de triunfo. Aquellas jornadas gloriosas de setiembre, en Spa y en Monza, son apenas un pobre consuelo.

El Mundial se cerró con el sexto puesto de Carlos Sainz en el campeonato, una faena que alegró a casi todos y que el madrileño remató recién en la última vuelta del año desplazando a Daniil Kvyat del décimo puesto final. Un punto apenas, imprescindible para postergar a Pierre Gasly, pero un premio formidable para quien fue uno de los cinco mejores pilotos de la Fórmula 1 2019.



Publicar un comentario

0 Comentarios