MARKETING, OPERACIONES POLITICAS Y TEMPERATURA: LA CAUSA DE LOS MERCEDES NEGROS


La movida de Lewis Hamilton y Mercedes para poner sobre el tapete la lucha contra el racismo y la discriminación enarcó más de una ceja. La decisión de pintar de negro los W11 para la temporada 2020 fue recibida tanto con aplausos como con silbidos: la proporción pareció inclinarse hacia la primera bienvenida, pero nadie lo sabe con certeza. Evidentemente, fue una decisión que, en cualquier dirección, causó sensación.

Quiénes la aplaudieron no necesitaron explicar su sentimiento: cualquier medida que se tome en favor de la tolerancia debe ser saludada calurosamente. Los que se sintieron incómodos con ella aludieron a un origen turbio: marketing, clicks, utilización política de una cuestión sensible. No faltó quien tachara de "racista" a Hamilton. 

El marketing es un ingrediente esencial de esta Fórmula 1. La sola presencia de Ferrari en el Mundial es un fabuloso ejercicio de tal práctica: la marca es la más famosa de Italia en todo el mundo sin que desde Maranello salga un solo euro en concepto de publicidad. Ferrari no hace publicidad en ningún medio: el centimetraje que se publica en torno a su equipo de carreras supera ampliamente lo que podría contratarse por cuenta de un departamento de publicidad. Es tan evidente que muy pocos lo advierten. 

Habrá que decirlo: cualquier fabricante se involucra en Fórmula 1 básicamente por una cuestión de marketing. Basta preguntarle a cualquier director comercial de terminal: el lema "gana el domingo, vende el lunes" ya no es eficaz como argumento para aprobar un presupuesto de competición; es la imagen de marca la que se pule con la participación en la máxima arena del automovilismo mundial. ¿Los avances técnicos? ¿Las carreras como terreno de experimentación? Hasta ahí: Ferrari despierta un imaginario de sensualidad, de embriagante velocidad, de una lujuria mecánica no necesariamente relacionada con la tecnología híbrida.

El problema parece ser, en este caso, que el marketing cruzó la línea de la política, entendida no como política partidaria, sino como toma de posición frente a un tema sensible para la sociedad universal. 

Muchos fanáticos consideran honestamente que política y deporte no deben mezclarse, que la esfera del automovilismo en general y de la Fórmula 1 en particular debe permanecer impoluta, aislada por completo de la miseria humana de las instituciones que nos gobiernan. 

"Queremos construir un legado que vaya más allá del deporte", alega Hamilton. Quizás ese sea el problema: que a muchos les preocupa, les molesta o los ofende que sus actitudes transgredan el límite deportivo. 

Pero ¿cómo cerrar los ojos ante lo que es evidente? Política y deporte avanzan indisimulablemente tomados de la mano desde hace décadas, siglos... y una de la funciones del periodismo es  echar luz sobre esa relación, que no necesariamente es espuria.

Aunque en la época de oro de las carreras de Grand Prix, la década del '30, esa relación fue obscena y finalmente trágica. Es imposible ignorarlo. Y quienes se horrorizan hoy por la decisión de Mercedes habrían enloquecido con las campañas de entonces. Aquí mostraremos un ejemplo.

Una historia delicada


Mercedes posee una historia delicada en su relación con la política y las minorías, que viene del oscuro período comprendido entre 1933 y 1945 en Alemania. Nadie de los que conducen la empresa en la actualidad, quienes trabajan o quienes proveen, tienen responsabilidad con aquel periodo de barbarie, pero sin embargo deben lidiar con ese pasado.

Por eso tiene un valor especial lo que se decidió, a partir de una propuesta de Hamilton, a la que Toto Wolff accedió y con la que el comité ejecutivo de la Daimler-Benz, está de acuerdo. Tanto Hamilton como Valtteri Bottas competirán durante con buzos negros y cascos ad-hoc

Se le ha reprochado a la medida su carácter efectista. Una decisión adoptada solo para consumo exclusivo en las marquesinas, sin que sea realmente efectiva. Mercedes aceptó que el plantel del equipo solo contiene un 3 por ciento de representantes de minorías. La campaña bien entendida debe comenzar por casa. "Incrementar la diversidad mejorará nuestra performance en el largo plazo. Pero no quiero fijar porcentajes, sino objetivos", asegura Wolff.

"Como equipo, hemos escuchado las perspectivas de nuestro miembros durante las últimas semanas, para aprender y para reflexionar sobre nuestro equipo ahora y cómo queremos que sea en el futuro", afirmó Mercedes en su comunicado. "Queremos correr en 2020 con una esquema completamente negro como llalamiento público a  mejorar la diversidad de nuestro equipo y como una declaración llana de nuestra oposición al racismo y a toda forma de discriminación". Esa es la defensa de la decisión. 

Entonces, ¿está bien que Mercedes pinte sus coches de negro para que la gente se pregunte por qué y pueda ponerse en términos de debate general una cuestión tan sensible y que atañe a la humanidad entera? 

Es para aplaudir. 

¿Se quedó corta con la propuesta? 

Es para discutir. 

Pero cualquier carrera se disputa vuelta por vuelta. La bandera a cuadros nunca se muestra en el primer giro.

Cuando todavía no existía el Photoshop


¿Campaña de marketing? ¡Bienvenida! En cualquier caso, siempre será mejor que la que se rescata del archivo. 

En 1937, mientras Alemania se armaba para detonar la Segunda Guerra Mundial y el Tercer Reich financiaba tanto al equipo Mercedes como al de Auto Union, las principales escuadras de Grand Prix del momento, Rudi Caracciola conquistó el Grosser Preis Von Deutschland, la competencia más importante el año para los equipos germanos, en el desafiante Nurburgring. 

Era una victoria para celebrar, porque al marcar la pole-position con su Auto Union, el campeón europeo de 1936, Bernd Rosemeyer, había sido ¡seis segundos más rápido! que el mejor Mercedes Benz...

Caracciola festejó el triunfo como muestra la fotografía:



Pero el departamento de marketing de aquel entonces en la casa de Stuttgart decidieron "retocar" la foto para componer un aviso más amigable con el régimen. ¡Y mucho antes que existiera el Photoshop!



Cómo se ve, los señores de las boinas blancas "dejaron" su lugar a los personajes de vestimenta oscura que levantan su brazo derecho. Ese fue el aviso con el que Mercedes celebró entonces el triunfo de su conductor más eximio. En aquel momento, ambas fábricas se disputaban en todos los terrenos el presupuesto que asignaba el Tercer Reich para las carreras de Grand Prix. 

Corolario para la historia: el CEO de Daimler-Benz durante esa época, Wolfgang Kissel, se quitó la vida el 18 de julio de 1942. "Si fue desesperación por la muerte de su hijo en combate o por otras razones, permanece como materia de especulación", escribió sentenció el alemán Eberhard Reuss, uno de los periodistas que más en profundidad estudió el tema. Aclaración imprescindible en épocas de fake news: las fotografías no son falsas; se las suministró Daimler-Benz al propio Reuss.

El racismo era una práctica habitual y cotidiana en la Alemania nazi y, por lo tanto, también al interior del equipo Mercedes: Manfred Von Brauchitsch era de noble linaje, Caracciola venía de familia acomodada y un árbol genealógico de 900 años, mientras que Hermann Lang se había sumado a la escuadra como mecánico y desde allí había saltado al volante, con mucho éxito en 1939. 

"Fue una era en la que el intenso snobismo de clase entre los pilotos se entrelazó inextricablemente con la intensa rivalidad y la excelencia técnica, como atestigua la ocasión en la que Von Brauchitsch llevó a Lang y a Caracciola a un restaurant. Convocando a un mozo, ladró una orden que capturó perfectamente el sabor de la época. 'Una botella de champán, con su permiso, para mí y Herr Caracciola', agregando, tras pensarlo un segundo, 'y una cerveza para Lang...´" (Alan Henry, "History of the Grand Prix").

Así que, Mercedes de Fórmula 1 negros... ¡bienvenidos!

¿Resistirá el calor?


De todas maneras, los puristas poseen un arma impensada para detectar si la movida de Mercedes es puro marketing o aquilata  real sustancia. Y lo podrán comprobar de manera relativamente sencilla.

El pedido de Hamilton es reciente. No data del año pasado, cuando el coche se concibió, se diseñó y se construyó. Es decir, el color negro no forma parte de su filosofía de diseño. Parece absurdo pero no lo es.

Mercedes sufrió en 2019 con el calor. Cuando la temperatura ambiente se elevaba un poco más de lo acostumbrado (y en Europa se corre en primavera y verano), sus plantas híbridas podían experimentar problemas de refrigeración.

El equipo incluyó ese inconveniente entre los dramas a resolver en el diseño del W11. Pero no tuvieron en cuenta que el coche fuera a pintarse de color negro. El color que más radiaciones absorbe.

¿Qué ocurrirá si la temperatura de los motores preparados en Brixworth se eleva irremediablemente? ¿Qué sucederá si los ingenieros de operaciones aconsejan volver al plateado para recuperar performance? ¿Será más fuerte la empatía social o la necesidad de resultados?

Habrá que verlo.

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1 Comentarios

  1. Muy interesante el tema, pero delicado, creo que la participación entusiasta de Ferdinand Porsche fue mucho más grave ya que el se reunía constantemente con Hitler para plasmar sus brillantes ( y no tanto) ideas en sus fábricas que contaron con obreros esclavos. Bueno es complejo sin considerar el contexto. Pero en este caso actual y para darle valor a la medida , el target de MB no es precisamente afro...

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