Se llama Gilles Pironi, tiene 32 años, es ingeniero de performance en el equipo Mercedes desde agosto de 2014. Subió al podio del Grand Prix de Inglaterra, el pasado domingo 2 de agosto, a recibir el trofeo de Constructores luego de la agónica victoria de Lewis Hamilton, la número 87 de su carrera. Se habían cumplido 38 años, una semana y un día desde la última vez en que un Pironi se había trepado al podio. Setecientos cincuenta y cuatro (754) Grands Prix antes.
Gilles no conoció a su padre -y predecesor en el podio- Didier Louis-Joseph. Fue concebido por inseminación artificial. Su madre, Catherine Goux, lo dio a luz, junto a su hermano mellizo, en enero de 1988, cinco meses después de que su padre aterrizara sobre el mar, con una lancha boca abajo, a 170 km/h. La autopsia dictaminó ahogo. Parece imposible que Didier haya sobrevivido al impacto.
Goux bautizó a sus hijos como Didier y Gilles. Un homenaje a esa pareja de pilotos con que Ferrari arrancó la temporada de 1982, sin poder terminarla. Gilles Villeneuve, el ídolo canadiense de los italianos, sintió siempre afecto por su compañero Didier Pironi salvo en las dos semanas previas a su muerte trágica. En ese periodo, furioso por lo que creía que era más que una traición, comenzó a coincidir con el pensamiento de su mujer Joann, a quien Pironi no le caía nada simpático.
Todo el mundo se sentía seducido por la simpatía de Pironi. Inclusive Gilles.
"Didier era un tipo muy divertido", contó Brenda Vernor, la secretaria inglesa de Enzo Ferrari, en el libro "Ferrari" de John Lamm y Chuck Queener. "A veces estaban probando en Fiorano, y el Viejo (Ferrari) podía estar ahí; Didier venía a mis espaldas y me desabrochaba el corpiño enfrente del Viejo, que se moría de la risa".
Ese carácter extrovertido, un tanto disparatado, encontraba eco en el canadiense, igual de alocado pero más tímido.
"Un día, tenían que probar en Fiorano a las 8:30 pero no aparecían", sigue Vernon. "Nadie sabía donde estaban Llamé al hotel Fini, dónde les había reservado habitaciones desde la noche anterior. Me explicaron que nunca habían entrado al hotel. Entramos en pánico. Recordé que habían estado con un tipo de Milán, así que lo llamé y me confirmó que estaban allí. Los encontré: '¿Qué mierda están haciendo ahí? Se supone que deberían estar probando'. 'OK, ya vamos'. Se subieron a la 328 de Gilles y en 40 minutos estaban en Modena. Cuando salieron de la autostrada en Modena Nord había policías con ametralladoras esperándolos porque habían pasado sin detenerse cada estación de peaje. Cuando llegaron a la barrera y los policías descubrieron quiénes eran, cambiaron las metralletas por autógrafos. A las 9:30 estaban en Fiorano". De Milán a Módena hay 170 kilómetros. Para recorrerlos en 40 minutos hay que viajar a 240 km/h...
Pero Vernon soslaya la cuestión: ¿qué estaban haciendo en Milán la noche anterior a un ensayo en Fiorano? No es difícil suponerlo.
"Gilles flirteó con una o dos mujeres en Italia, en compañía de Didier Pironi", escribió el biógrafo del canadiense, Gerry Donaldson, en esa obra. "A través de un fotógrafo de modas italiano, conocieron algunas modelos y salieron con ellas en Milan".
TRAICION EN MARANELLO
Todo eso quedó atrás después de Imola. En las dos semanas que mediaron entre el GP de San Marino, el 25 de abril de 1982, y la segunda jornada clasificatoria del GP de Bélgica, Villeneuve aceptó que la corazonada de su mujer era real -no solo porque Joann sospechaba que Didier era una mala influencia para Gilles- y ventiló su furia:
"Estoy muy decepcionado con Pironi porque nuestra relación siempre fue buena y yo creía en él. Pero no hablé con él (después del GP) y no volveré a hablar nunca. A partir de ahora, le daré toda la información a los ingenieros y ellos decidirán si quieren pasársela".
El podio de Imola 1982: la cara de Villeneuve lo dice todo... |
Joann, en cambio, ya había pasado la etapa de la bronca a causa de las infidelidades de su marido. "La otra mujer que entró en la vida de Gilles", continúa Donaldson, "era una canadiense que trabajaba en una compañía de seguros familiares. Ella se involucró con él y a menudo era llevada a las carreras y se quedaba en hoteles, a través de arreglos secretos, por pedido de Gilles".
Esa etapa había llegado a su fin el viernes 2 de abril de 1982 (¡qué fecha para los argentinos!), en la jornada clasificatoria del GP de Los Estados Unidos (Costa Oeste), en Long Beach, la tercera carrera del Mundial. Hacía tiempo que Joann le había propuesto el divorcio a Gilles. Al aceptar, el piloto pidió que le preparara un acuerdo, para firmarlo e iniciar el trámite formal.
"Leyó la propuesta de acuerdo", cuenta su biógrafo. "La volvió a leer y preguntó cuantas copias había. Se las alcanzaron. Las rompió todas en pequeños pedacitos y los tiró a la basura"
Luego de Long Beach vino Imola. Mientras el canadiense intentaba salvar su matrimonio, empezaba a comprender el carácter de animal político que Pironi jugaba en la interna de Ferrari. Y si el francés se sentía más firme en el concierto de la escuadra, su vida privada era tumultuosa. "No parecía un alma feliz", afirmó el médico de entonces de la F1, el profesor Sid Watkins.
No había pasado sino semanas de la boda de Pironi con su novia Catherine Blaynie, cuando el piloto se enamoró de la cantante Veronique Jannot, que en 1979 había protagonizado el film bélico "Le Toubib" con Alain Delon.
Didier había dejado a Catherine sola con todos los trámites de la boda: fue evidente después que ya había perdido el entusiasmo por la unión. Tan sola, que el prefecto de Neuilly-sur-Seine, dónde se celebrarían las nupcias, le recordó. "Mire, señora, que para casarse, se necesita que las dos personas estén aquí al mismo tiempo...". El prefecto se llamaba Nikolas Sarkozy: 25 años después llegaría a la presidencia de Francia.
La Bleynie no era ajena al mundo de los motores: su hermano Gerard llegó a ser un importante concesionario de la BMW, en el opulento 16° arrondisement de París; murió en abril pasado a consecuencia de un cáncer de larga data.
La boda se celebró el jueves 8 de abril de 1982, 17 días antes de aquella carrera en Imola. Pironi no invitó a los Villeneuve a la ceremonia pero sí consiguió que Marco Piccinini, el director deportivo de la escuadra, aceptara ser su padrino de casamiento. El otro padrino fue Gerard Bleynie.
La furia de Villeneuve se multiplicó cuando oyó a Piccinini afirmar que no había habido órdenes de equipo en Imola: sí las hubo y fue Pironi quien las ignoró para ganar su primer GP con Ferrari.
"Para nosotros era claro y también lo era para Pironi", escribió Mauro Forghieri, el legendario director técnico de la Ferrari. "Era Gilles el que debía vencer ese día, por todo lo que se había sacrificado por el equipo".
Pero no habría contribuido en nada a la tranquilidad del canadiense unas palabras de Enzo Ferrari, el lunes 3 de mayo en Fiorano: "Disculpas, Gilles, pero al cabo ganó la Ferrari y eso es lo importante". El diálogo lo escuchó Franco Gozzi, longevo lugarteniente del Commendatore durante décadas.
LA ULTIMA CARRERA, EL ULTIMO PODIO
Didier Joseph-Louis Pironi no era hijo del italiano Pironi, que le dio su apellido, sino del ingeniero Louis-Joseph Dolhem, que ya tenía un hijo, José, nacido en 1944. José compitió en tres carreras de Fórmula 1 con el equipo Surtees en 1974, sin mayor fortuna: solo pudo largar una, el GP de EEUU y el equipo lo obligó a dejar la carrera cuando su compañero, el austríaco Helmut Koinigg, acabó decapitado por un guard-rail. También integró el equipo Matra, campeón mundial de Marcas (lo que hoy es el WEC) en aquel año. Didier nació en 1952: su madre se llamaba Elaine y era hermana de Ilva, la madre de José Dolhem. Ambos eran, a la vez, hermanos y primos...
Joseph Gilles Henri Villeneuve murió aquella tarde del 8 de mayo de 1982 en Zolder (Bélgica) intentando bajar el tiempo de clasificación de su flamante enemigo Pironi. La concepción mixta del chasis 126 fue letal: el chasis se partió contra el asfalto y despidió al infortunado canadiense. Ese mismo accidente, ese mismo día, pero sobre un McLaren de fibra de carbono -el coche que ya pensaba correr Gilles en 1983- habría sido muy grave, pero probablemente no fatal.
"Los rayos X confirmaron que tenía una irreparable fractura de cuello y obviamente era fatal". El relato es de Sid Watkins, el médico de la Fórmula entre 1978 y 2004. "Lo mantuvimos con un respirador hasta que su mujer (Joann) arribó. Le explicamos la situación y ella fue muy valiente y digna. Entonces, apagamos el respirador".
Las señales de la partida de Villeneuve a McLaren son variadas, pero un testimonio revelador lo certifica. En su campaña en Ferrari, el canadiense fue patrocinado por el productor de vinos Giacobazzi, un arreglo que selló el propio Commendatore. "Unos días después del GP (en Imola), Gilles llamó a mi padre por teléfono y le preguntó: 'nosotros tenemos un acuerdo para el año próximo, ¿usted lo mantiene conmigo aún si ya no estoy más en Ferrari", contó Jonathan Giacobazzi, de la empresa homónima, en una conferencia llevada a cabo en Modena en mayo de 2012, 30 años después del accidente fatal.
"En ocasión del GP de Mónaco, nosotros teníamos un yate en el puerto para entretener a unos clientes americanos", continúa Giacobazzi. "Gilles acababa de morir, pero nosotros no pudimos evitar concurrir. Al yate se presentó Pironi, le dio un documento a mi padre y le dijo: 'Estos son los espacios que tengo libres en el buzo, estos son los precios, yo puedo llevar el nombre de su empresa. También tengo libre el casco. Mi padre quedó helado por la absoluta falta de sensibilidad de Pironi. No tuvo un mínimo sentido de pudor. Sabía que estábamos sin piloto, que él era piloto de Ferrari y que después de todo lo sucedido no dudó en candidatearse a llevar nuestra publicidad en el buzo. Conservo ese documento, escrito de su propio puño".
Tras la muerte de su compañero de equipo, en un año imposible de olvidar, con once ganadores distintos en 16 Grands Prix, Pironi parecía encaminarse al título a mitad del torneo, gracias a unas notables mejoras en la suspensiones de su Ferrari 126C2, después de una racha formidable: victoria en Holanda, segundo en Inglaterra, segundo en Francia.
Ya empezaba a dejar atrás la tormenta que le generó la muerte de su compañero, la decepción que le causara el pedido de Joann para que no concurriera al sepelio de Gilles, y la separación de Catherine Blaynie: después de las carreras no regresaba al departamento parisino que había instalado su mujer, sino a la casa de su madre Elaine, en Grimaud, cerca de Saint Tropez, en la Costa Azul. Su relación con la Jannot empezó por entonces, pero se mantenía en secreto.
Todo parecía brillarle, finalmente. Se fue de Paul Ricard con 9 puntos de ventaja (un triunfo exacto) sobre John Watson. Ese día, el 25 de julio de 1982, fue el último en que un Pironi subió al podio, hasta 38 años después.
También fue el último día en que Didier Pironi disputó un Grand Prix de Fórmula 1.
"UN MUCHACHO HOSCO"
"Creo que a papá le hubiera gustado aclarar con Gilles, pero desafortunadamente no hubo tiempo", comentó Gilles Pironi tras subirse al podio de Silverstone con Hamilton
¿Qué era lo que Pironi hubiera querido dejar claro sobre aquella jornada de Imola? Elaine Pironi escribió sobre su hijo en una biografía nunca publicada pero algunos de cuyos tramos fueron publicados en 1994 por una publicación francesa especializada. Según Elaine, Didier le dijo que era "doloroso" para él "volver al asunto con Gilles desaparecido. Pero mirando hacia atrás, no cambiaría nada. Mi conciencia está tranquila cuando pienso en eso. No tengo nada que reprocharme y el mismo Ferrari no habría dejado de decirme algo si yo me hubiera equivocado. Pero nunca me dijo nada".
Elaine cuenta que su hijo le hizo esa confesión en el lecho del hospital. Allí donde acabó tras el fiero accidente en las pruebas libres sabatinas del GP de Alemania, cuando bajo la lluvia y sin visibilidad se llevó por delante el estático Renault de Alain Prost.
"Repentinamente sentí algo que golpeaba muy fuerte en la cola del auto. Entonces ví a la Ferrari roja volar por sobre mí. Iba a más de 200 km/h", contó Prost más tarde. El Renault viajaba a 150 km/h por la derecha, la Ferrari lo embistió a 280 km/h.
Según Steven Pye en The Guardian, "las lesiones en las piernas de Pironi era tan horribles, que el primer piloto que llegó a la escena vomitó al ver el daño causado por el accidente". Ese piloto habría sido Nelson Piquet, que al día siguiente acabó el GP tomándose a golpes de puño con Eliseo Salazar en un famosísimo incidente.
Pironi dio a conocer, meses más tarde, su propia visión del accidente: "No fue un gran golpe. Toqué su rueda trasera derecha y mi Ferrari despegó. Voló bastante alto, pude ver la punta de los árboles. Ahí pensé 'esta vez va a ser feo'. Sentí que estaba liquidado porque estaba quizás a ocho metros del suelo y la velocidad era mucha. Mientras caía pensaba con disgusto que estaba dañando el auto y que tendría que usar el muletto en la carrera. Nunca pensé que iba a romperme. Me dí cuenta que la cosa estaba mal cuando vi los huesos: pensé que era de un animal que había matado en la caída. Después entendí que eran los míos".
La siniestrada Ferrari 126C2: el monocasco de construcción mixta también se partió como en el accidente de Villeneuve en Zolder |
En ese espantoso incidente se evaporó la chance de Pironi de volverse el primer campeón mundial francés de Fórmula 1. Tres años más tarde, el propio Prost accedería a ese cetro.
El profesor Watkins, crucial en aquel momento, no ocultó más tardes su disgusto por la personalidad del francés. "Me llevé bien con todos los pilotos, menos con un uno. Pironi era un muchacho hosco. Nunca nos agradeció nada de lo que hicimos por él tras su accidente. Cuando llegué ahí, él sabía que sus piernas estaban terriblemente dañadas, y me imploró que se las salvara. Le dije: 'de ninguna manera te las voy a amputar. Aunque estén muy mal, no te las voy a amputar'. Pero él se quejó más tarde con Bernie de que me había oído decir, mientras estaba en el auto, 'córtenle la pierna para retirarlo más fácilmente', lo que por supuesto yo no había dicho. Entonces le dije a Bernie, 'no, la pierna no, la cabeza me habría gustado cortarle...'"
Tras el accidente, la relación con la Jannot salió a la luz, cuando ella comenzó a visitarlo en el hospital y la prensa la descubrió.
Con 33 operaciones, la recuperación demoró cuatro largos años. Demasiados meses amargos como para que su idilio de tapa de revista subsistiera. Con la tibia nunca recuperada fehacientemente, el regreso a la Fórmula 1 nunca se concretó.
La motonáutica off-shore operó como placebo. Pironi se enamoró de la actividad en diciembre de 1985, cuando concurrió a Miami con su nueva pareja, la diseñadora de modas Catherine Goux, intrigado por una invitación del por entonces piloto de F-1 Philippe Streiff.
Hasta la ola traicionera en la Isla de Wight, el 25 de agosto de 1987.
Goux ya estaba embarazada: en el departamento de la 2 Rue de Chezy, en Neuilly -el suburbio rico de París- su marido había dejado una habitación llena de trofeos y fotografías suyas con Gilles. Ella tomó inmediatamente la determinación cuando supo que esperaba mellizos. Pero, una vez que nacieron, el 6 de enero de 1988 -134 días después de la muerte de su padre- ella debió batallar durante meses para lograr que la dejaran anotarlos con el apellido del padre, contra la oposición de la familia Pironi, hasta que un tribunal de Nanterre, vecino a Neuilly, falló a su favor.
Catherine Goux con sus mellizos Gilles y Didier en la tapa de su libro; con ellos, Arnaud Muller, el primer hijo de Goux y hermanastro de los mellizos. |
Al velatorio de Didier, en Grimaud asistió la otra Catherine, con su nueva pareja: Alain Delon. No estuvo, en cambio, la antigua compañera de cartelera de Delon, Veronique Jannot, quien acusó luego un episodio sobrenatural. Deprimida por la tragedia, se refugió en la casa de un amigo para pasar el duelo. En cierto momento, el dueño de casa quiso animarla: "¡Allez, bouffie!" ("¡Vamos, gordita!"). Jannot quedó estupefacta. Nunca nadie la había llamado "bouffie", salvo Pironi en la intimidad...
Dolhem se hizo cargo del Colibrí 4, el bote siniestrado. Volando en procura de un sponsor para volverlo al mar, el 16 de abril de 1988, ocho meses después de la muerte de su hermano/primo, su avión se precipitó a tierra cerca de Saint Etienne. Están enterrados uno junto al otro en el cementerio de Grimaud. En la lápida se lee: "entre el cielo y el mar".
"NIKI ME CONTO SOBRE MI PADRE"
Al cumplirse 25 años de la muerte de Pironi, sus hijos y Jacques Villeneuve, el primogénito de Gilles y campeón mundial en 1997, se tomaron una fotografía que resume el paso del tiempo: el encono no se transmite obligatoriamente de generación en generación. Pero cada vez que puede, Jacques avisa: "Ignorar las ordenes de equipo es un error. El mejor ejemplo es el de mi padre y Didier Pironi. Simplemente hay que mirar los problemas que causó".
El hijo de Gilles hizo su primera carrera en octubre de 1988, a los 17 años, en Pergusa (Italia), sobre un Alfa Romeo 33 Grupo N ("la más grande porquería que manejé jamás") cuando los mellizos tenían apenas nueve meses de vida.
Gilles, Jacques y Didier Jr. |
"Como apasionado de los motores, amo a la Ferrari, pero este es el mejor equipo del mundo y me siento muy a gusto. A mi padre le hubiese gustado correr en Mercedes Benz", afirmó el colorado Gilles el domingo 2. Su padre se sentó al volante de un Mercedes Benz W196, de los que corría Juan Manuel Fangio, en la previa del GP de Francia de 1980, en Paul Ricard, pero no lo condujo.
"A mi hermano y a mí siempre nos han encantado las carreras y competimos en karting, pero mi madre y mi abuela no estaban entusiasmadas. Por eso estudiamos y creo que fue la decisión correcta".
A los 21 años, el primer empleo de Gilles fue una pasantía de tres meses en el departamento de marketing de Ferrari (¿dónde si no?); luego se entrenó durante seis meses como diseñador en Peugeot Sport, mientras completaba su carrera en la Universidad de Troyes
Recibido de ingeniero, comenzó a trabajar en abril de 2013 en el equipo Hyundai del Mundial de Rally, pero con su cargo y su apellido atrajo la atención de Niki Lauda, que lo recomendó para incorporarse a Mercedes. En 1982, Lauda había retornado a la Fórmula 1 tras un breve retiro de dos años, ganando un par de carreras como Pironi y terminando el torneo en quinta posición. Como campeón se coronó el finlandés Keke Rosberg, pese a ganar uno solo de los 16 Grands Prix de la temporada.
Subcampeón, pese a no disputar las últimas cinco carreras, acabó siendo el propio Pironi, que no fue desplazado de la punta del torneo sino hasta dos carreras antes del final del certamen, cuando Rosberg conquistó el GP de Suiza en Dijon-Prenois. "Tuve a los dos como compañeros de equipo y no albergo dudas: Didier era mejor que Keke", reflexionó oportunamente Jacques Laffite, piloto de F-1 entre 1975 y 1986.
Irónicamente (o no), el primer trabajo en Mercedes de Gilles, el hijo de Didier, fue junto a Nico Rosberg, el hijo de de Keke, bajo la supervisión de Niki, el rival de ambos padres... "Niki me ha contado unas cuantas cosas lindas sobre mi padre", confió Gilles.
¿Cómo no contarle? Lauda y Pironi protagonizaron uno de los capítulos más extraordinarios de la historia menuda de la F-1: la huelga de pilotos en el GP de Sudáfrica de 1982. Mientras el austríaco negociaba con los organizadores y las autoridades, el francés capitaneaba a la troupe con énfasis y autoridad. Y, con los pilotos encerrados en una gran suite para evitar deserciones, un piano servía tanto para bloquear la puerta como para que Gilles Villeneuve tocara sonatas entreteniendo a sus colegas...
Didier Pironi (h), el hermano mellizo de Gilles, estudió ciencias económicas, trabajó con la consultora Price Waterhouse y dos años atrás fundó con otros socios su propia compañía financiera, Suiteki Ltd., en la City de Londres.
El medio hermano de ambos, Arnaud Muller, hijo de Catherine Goux, es director de cortos publicitarios y vive en los Estados Unidos. Suele hacer trabajos de fotografía para la web de su madre: ella lleva adelante su tarea de diseñadora especializada en lencería, para clientes como Christian Dior. No hay una sola pista de Pironi en su sitio...
1982 fue el único año en las 70 ediciones anteriores del Mundial en que se disputaron tres competencias en el mismo país. Estados Unidos gozó de carreras en Long Beach, Detroit y Las Vegas.
La pandemia obliga a repetir el record: Italia albergará tres pruebas en 2020: el tradicional Grand Prix italiano, en Monza, más una prueba en Mugello que se conocerá como el GP de la Toscana y, en noviembre, el GP de la Emilia Romagna en... ¡Imola!
Gilles Pironi estará allí. Jacques Villeneuve, comentarista de F1 para Sky Italia, seguramente concurrirá.
¿La foto definitiva?
2 Comentarios
simplemente, un sublime artículo periodistíco! Felcitaciones!
ResponderBorrar@pablovignone IM-PRE-SIO-NAN-TE!!! Esto es un Verdadero Articulo Periodístico. No Soy Capaz de encontrar alguna Palabra Superadora p/Calificar esta Nota. Felicitaciones! Con esto, se Condecoro...
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