LA RECETA DE FERRARI PARA GANAR EN MONZA CON UN AUTO NADA COMPETITIVO: UN PERALTE EN EL TUNEL DEL TIEMPO


  • Las Ferrari son poco competitivas 👍
  • Sus motores V6 son inadecuados 👍
  • Sus pilotos -ninguno italiano- no lograron ganar ni un solo Grand Prix en el año 👍 
  • Solo pudieron conseguir dos podios 👍
  • El líder del torneo venció en cinco de las siete carreras anteriores 👍
  • Sus dos perseguidores en la tabla de posiciones del torneo conquistaron un triunfo cada uno 👍
  • La escuadra más poderosa ganó seis de las siete competencias 👍
  • La octava carrera es el Grand Prix de Italia, en Monza 👍

El conjunto de estas ocho definiciones aplicado al Mundial de Fórmula 1 de 2020 es válido en este tiempo, en los primeros días de setiembre.

Pero lo eran también en el mismo momento... ¡de 1960!

Cuando el calendario señala setiembre, es hora de ir a Monza... y la gran diferencia es que, con el mismo panorama, las Ferrari obtuvieron un triunfo incuestionable en el GP italiano de hace 60 años.

¿Qué ocurrió? La solución aplicada es imposible implementarla hoy. A nadie se le ocurriría volver utilizar el viejo trazado peraltado de Monza...

En el peralte de Monza, el último F1 ganador con motor delantero.

En 1960, la tendencia del motor trasero en Fórmula 1 ya era irreversible. Para los equipos ingleses como Cooper o Lotus ya no había discusión alguna: sus modelo T53 o 18 eran empujados de atrás por el motor Coventry Climax FPF 2.5 

Una escuadra insistía con el anticuado concepto del motor delantero. La misma cuya creador preguntaba "¿dónde se ha visto que el carro tire del caballo?"

Pero disputadas siete Grands Prix, los modelos 246 V6 que conducían Phil Hill, Ritchie Ginther y Willy Mairesse no habían conquistado un solo triunfo y sus resultados estaban lejos de los conseguidos un año antes, cuando Tony Brooks llegó a la última competencia, el GP de los Estados Unidos en Sebring, con chances de ganar el título (y su compañero Von Trips lo arruinó tocándolo en la primera vuelta...). A los V6 no les faltaba potencia (290 HP, muchos más que la competencia) y sin embargo la arquitectura del coche era obsoleta e inadecuada: los Ferrari de motor trasero ya estaban listos, pero  para 1961.

Entre Jack Brabham, el campeón del mundo, y el ascendente Bruce McLaren, los dos pilotos oficiales de la escudería Cooper -la misma que había impuesto la tendencia del motor trasero en la F-1- habían ganado seis de las carreras disputadas. Algo así como los Mercedes ahora; el party mode eran, como mucho, 240 HP. Con un Lotus 19, Stirling Moss se había quedado con el triunfo restante.

Pero Italia es el hogar espiritual del automovilismo y los italianos son tan creativos...

¿Cómo frenar la hegemonía británica? Con un cambio de circuito: disponiendo que la carrera se disputara en el trazado que combinaba la pista tradicional con el anillo peraltado de alta velocidad. Un circuito de 10 kilómetros de largo.

De ninguna manera, protestaron los ingleses. Nuestros autos están diseñados para correr en circuitos, no en óvalos, se quejaron. El piso del peralte es irregular y las suspensiones se nos van a romper. 

Que en Inglaterra corran donde quieran, clamaron las autoridades del Automóvil Club de Milan (ACI), los organizadores de la carrera, esto es Italia y hacemos las cosas como queremos los italianos.

"¡No vamos!", bramaron más allá del Canal.

"¡No vengan!", respondieron del otro lado de los Alpes.

El domingo 4 de setiembre -exactamente seis décadas antes de esta publicación-, diecisiete anotados se presentaron en Monza. Nueve coches de Fórmula 1 y ocho de Fórmula 2. El equipo Ferrari en pleno, con sus tres máquinas, y también su escuadra de F-2 para oponerse al equipo oficial Porsche de la categoría. ¿El resto? Pilotos particulares y escuadras deshilachadas.

El dominio ferrarista fue arrasador, desde ya. No tenía rivales: literalmente. Los tres coches oficiales ocuparon la primera fila de partida: el cuarto clasificado quedó a 8s de diferencia el día sábado.


Tan abrumador era el dominio que hasta hubo lugar para un intervalo de opereta.

Enzo Ferrari acudía, cada año, a las prácticas del viernes en Monza. Era el único día de cada temporada en que abandonaba Modena para ver a sus máquinas correr una prueba válida para el Mundial

La leyenda supone que permanecía en los pits de su equipo sin el pase correspondiente y un policía muy excitado y poco avispado lo quitó de allí con cierto maltrato.

Ferrari reaccionó haciendo entrar sus coches a los pits y decidiendo que no volverían a salir hasta no se disculparan con él.

Hasta aquí la leyenda. La historia maliciosa refiere que, visto que era la única escudería de importancia en la carrera, y ejerciendo tanto dominio desde el arranque de la actividad, un GP sin la Ferrari sería un desastre deportivo... y económico. 

Al parecer, las profusas disculpas fueron acompañados de un acuerdo para aumentar el dinero que el ACM destinaba a asegurar la presencia de las máquinas del Cavallino en la pista... 

Hill, Ginther y Mairesse terminaron en ese mismo orden, marcando el 1-2-3.

En los torturantes peraltes de Monza las cubiertas fueron más castigadas que lo habitual y las crónicas de la época marcan con cierto asombro la necesidad del vencedor Hill de detenerse en dos ocasiones en los pits para cambiar neumáticos: aquellos cronistas se sorprenderían mucho si presenciaran los Grands Prix de hoy.



En la primera parada (foto), Hill cambió tres cubiertas (solo mantuvo la delantera izquierda, curiosamente la que más apoyaba en los peraltes); en la segunda, se reemplazaron solo las traseras. (Noten en la fotografía la cantidad de policías dispuestos en la calle de los boxes...)

Nunca se produjo la catástrofe que profetizaban los ingleses. Ferrari consiguió así su único triunfo de 1960. Una decisión drástica transformó el eventual papelón en un paseo. 

Fue una victoria histórica; la primera de un piloto estadounidense en Fórmula 1 y la última de un coche con motor delantero. 

La cuarta posición la ocupó el italiano Giulio Cabianca, que conducía un Cooper equipado con un impulsor Ferrari de cuatro cilindros. Cabianca alcanzó un record probablemente imbatible. El único piloto que murió al comando de un F-1 al chocar... contra un taxi. 

En junio de 1961 probaba ese mismo Cooper-Ferrari en el autódromo de Modena cuando el acelerador quedó trabado a fondo. El auto salió de pista,a travesó la puerta que daba a la Via Emilia, y chocó contra el taxi. En la carrera loca golpeó contra una van, una motocicleta y una bicicleta. Los conductores de estos tres últimos vehículos fallecieron en el acto. Tres horas más tarde, Cabianca expiró en el quirófano.


Esos peraltes de Monza se utilizaron por última vez en 1969. Ya no pueden salvar a la Scuderia. Si hubiera una posibilidad de utilizarlos, Mercedes seguramente no renunciaría a participar y Lewis Hamilton podría conquistar allí una victoria tan histórica como la de Phil Hill, a la vez que decisiva. Y como muestra la foto, tomada en la calle de boxes de Monza en la tarde del miércoles 3, no habrá boicot inglés...

Fanáticos de Ferrari, no desesperar. El desastre de Spa no tiene que replicarse exactamente en Monza. La pista que en 1922 cumplirá cien años es morfológicamente similar a Silverstone, no a Spa. Y en el escenario inglés, el mes pasado, Charles Leclerc largó 4° y 8°, respectivamente, mientras que Sebastian Vettel lo hizo 10° y 12°; en Spa partieron 13° y 14°. En Silverstone, Leclerc logró un podio; difícilmente repita en Monza pero, habiendo vencido allí en 2019, es improbable que termine tan atrás como en Spa...

4/9


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1 Comentarios

  1. tristeza total, Las Ferrari hundidas en el fango ,ni terminarón¡ Exelente nota, historica e impresionante¡¡

    saludos de su seguidor @eyael1969

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