Unos quince minutos antes de que se pusiera en marcha el Grand Prix del Eifel, la televisión inglesa puso al aire una emotiva nota (¡viejas y queridas producciones!) en la que su comentarista Martin Brundle armó una conversación entre Kimi Raikkonen (a la sazón a poco de disputar su GP n° 323) y Rubens Barrichello (que detuvo su cuenta en 322 GGPP). Brundle le explicó a los oyentes que el brasileño estaba probando un auto en la Argentina (en realidad, disputando una carrera de la especialidad TRV6) y dejó que el diálogo fluyera entre el simpático Rubens y el sorprendentemente locuaz Kimi.
-¿Qué pasa si (Fernando) Alonso vuelve para batir nuevo record, Kimi?-preguntó-
-¡No me importa, no me importa!-reaccionó el finlandés.
-Kimi, por favor contame qué cvrema te aplicás en la piel que te ves tan joven... -bromeó Barrichello.
-Nada, nada solo duermo mucho -fue la respuesta.
Brundle, entonces, señaló que entre los tres tenían más de 800 Grands Prix disputados, seis brazos, seis piernas y -en broma- un solo cerebro...
-Sí, lo tengo yo- disparó velocísimo Raikkonen.
Un rato después parece haber quedado demostrado que si era suyo, en Nurburgring no lo tenía conectado. El piloto de Alfa Romeo acabó 12°, fuera de la zona de puntos -a la que accedió cuando cerraban la puerta su compañero Antonio Giovinazzi- penalizado con 10 segundos por sacar de combate al Williams de George Russell; sin esos 10s, podría haber terminado delante de otro record...
A las 11 de la mañana del sábado, Nico Hulkenberg bebía café en Colonia; cuatro horas más tarde, participaba sorpresivamente de la tanda de clasificación del GP del Eifel con un Racing Point RP20 que no había puesto a punto, con los reglajes dejados por el canadiense Lance Stroll. El alemán giró cuatro vueltas a velocidad máxima, diez giros en total, sin abandonar el último lugar de la grilla pero a menos de un segundo de su coequiper Checo Pérez. Notable.
En esa compleja circunstancia, todo lo que un piloto puede hacer es intentar competir con consistencia, sin excesos, tratando de cumplir con el recorrido total. Y eso fue lo que hizo: además, el caótico Grand Prix en la pista más fría de la temporada jugó a su favor. Hulkenberg acabó octavo, otra vez en la zona de puntos, elegido como el Piloto del Día; la última vez que había corrido un Fórmula 1 en Alemania, acabó despistándose de manera irremediable cuando apuntaba al podio: fue en 2019, otra carrera alocada, y ese error terminó por empujarlo fuera de la escuadra Renault.
Esta vez, en Nurburgring, produjo más de lo que se esperaba ("algo totalmente inesperado", aceptó) y planteó la paradoja: con dos pilotos que no van a estar en el equipo en 2021, Racing Point tuvo uno de sus fines de semana más atractivos del año. Pérez podría haber ido al podio salvo por el Safety-Car que disparó el abandono de Lando Norris.
Con tres carreras en 2020, Hulkenberg ya suma 10 puntos en el torneo, siete menos que su compatriota Sebastian Vettel, que disputó las once competencias de la temporada.
Otro record. Daniel Ricciardo, que ocupó el lugar que tenía Hulkenberg en Renault, le dio finalmente a la escuadra francesa el primer podio en la Era Híbrida. El australiano, como Raikkonen, es de esos pilotos que no tienen contra: todo el mundo lo quiere, lo respeta, se divierte con su buen humor y se alegra cuando logra un resultado encomiable.
-¿Por qué no hiciste el shoeey en el podio? -le preguntaron tras bajarse de allí, en referencia a ese festejo tan propio que ensayó varias veces, usando una de sus botas de carrera para beber el champán...
La cara de Ricciardo se transformó.
-Uhhh... es cierto. ¡Me olvidé completamente! ¿La verdad? El champán siempre está caliente, pero esta vez, no sé si por la temperatura ambiente, estaba muy frío. Max me empapó con el suyo y sentí frío, y me olvidé...
A lo más alto del podio, y por 91a oportunidad, se había montado Lewis Carl Hamilton (35). No estaba solo en ese escalón: lo acompañaba el espíritu de Michael Schumacher. En forma de casco: uno de los que el siete veces campeón del mundo utilizó en 2012, su último año, en su campaña en Mercedes, le fue cedido al inglés por Mick, el hijo de Schumi, justo antes de la ceremonia.
Uno de los grandes atributos de la Fórmula 1 es su respeto a la tradición, su legado histórico. Las conexiones entre pasado y presente siempre son múltiples y sus protagonistas le rinden un sincero culto. "Los records están para ser batidos", declaman todos: desde Raikkonen y Barrichello antes de la largada, hasta Hamilton cuando pisa esa zona de unción que supone caer en la cuenta de que alcanzó lo que nadie suponía que alguien lograría.
"Como todos nosotros, crecí viendo a Michael ganar todos esos Grands Prix y no podría haber imaginado igualarlo. Llegar a Fórmula 1 fue el primer paso de mi sueño y, por supuesto, emular a Ayrton. Pero Michael estaba tan lejos. Más allá de mis sueños más imposibles pensar que igualé ese record y me siento realmente humilde por el momento y por la oportunidad que me fue concedida cuando tenía 13 años por Mercedes... Creo que saben que fui una buena inversión, ojalá podamos seguir batiendo records". Hamilton idolatra a Senna, con una concepción histórica que Schumacher no tenía, y también considera supremo lo conquistado por el alemán.
"Michael consiguió muchísimo en tantas áreas pero creo que empujó el límite en términos de estado físico, fue un pionero en ser el piloto mejor entrenado de su tiempo, y lo que hizo para sus equipos y, en especial para Ferrari, fue remarcable. Para mí es un número tan grande que es difícil para la gente quizás entender realmente lo que significa conseguir 91 triunfos, entregar resultados semana por medio, año tras año tras año, y estar tan físicamente en forma, ser tan preciso. Ahora lo entiendo más que nunca. Les digo que aunque ganes seguido nunca se hace más sencillo".
En Nurburgring, finalmente, el campeón consiguió lo que hace quince años parecía imposible y que, sin embargo, tres años atrás ya pronosticábamos. Y así como los records están para ser doblegados, nuevas marcas se necesitan siempre. Con su victoria en Nurburgring sumada al inoportuno -para el campeonato- abandono de Valtteri Bottas, el título 2020 está decidido... solo falta que se concrete.
"Definitivamente, yo necesitaría un milagro", aceptó Bottas.
Una vez que se disipe la euforia del séptimo título mundial, sea cuando sea que ocurra tal inexorabilidad (seguramente en uno de los dos Grands Prix que se disputarán en Bahrein), una vez que con 92 triunfos (¿Portimao? ¿Imola?) haya establecido una nueva marca absoluta de gloria personal, Hamilton podrá pensar en ir más allá.
Y la barrera de los 100 triunfos está más cerca que la del octavo título.
Pero ambas pueden ser alcanzadas en 2021.
Grand Prix del Eifel 2020, victoria número 91 de Lewis Hamilton en Fórmula 1; junto a él, en el escalón más alto del podio, el casco 2012 de Michael Schumacher |
"¿Cien triunfos? Qué buena pregunta. En principio, tengo que estar agradecido por lo que conseguí y después, claro, puede establecer objetivos y continuaré empujando para ver si eso es posible", explicó el inglés. "Como cualquiera de los que están aquí, amo este desafío. Es tan difícil y amo ser parte de esto, amo el desafío del deporte, el desafío que Max (Verstappen) me planteó hoy, amé verlo detrás mío, ver el desafío que Daniel (Ricciardo) le planteó a Max también, amo el deporte, el aroma, el aura y la atmósfera que se crea es difícil dejarla ir..."
Para el final, un record mínimo. El normalmente vilipendiado Romain Grosjean fue otro de los que aprovechó la carrera revuelta y llegó octavo con su Haas: no sumaba puntos precisamente desde el Grand Prix de Alemania 2019, ese que sentenció la suerte de Hulkenberg a ser un suplente de lujo, y lo hizo con lo que sospechó fue la rotura del dedo índice de una de sus manos, a consecuencia del incidente con el Alfa Romeo n° 7 en la primera vuelta.
Lo que nos lleva de vuelta a Raikkonen:
"Kimi es la única persona en la Tierra que posee como hobby competir en Fórmula 1", bromeó Brundle antes de la partida al cerrar la nota de homenaje a los 323 Grands Prix. La carrera lo desmintió.
"Un fin de semana frustrante", sintetizó el finlandés. "El Safety Car me costó algunas posiciones y al final el resultado no fue bueno". Kimi todavía se lo toma muy en serio.
11/10
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