STEFANO DOMENICALI, SENTADO AL VOLANTE DE LA FORMULA 1: FERRARI CORRE EN TODAS LAS PISTAS



La noticia ya es ampliamente conocida. La "propietaria" de la Fórmula 1, Liberty Media, eligió al italiano Stefano Domenicali para ser el CEO de la disciplina a partir de enero próximo. El consenso es que difícilmente podrían haber elegido a alguien más capacitado para desempeñar ese rol.

Nacido en Imola, viviendo en Monza, habiendo trabajado en Mugello, ¿quién puede dudar de su compromiso con la F-1? Domenicali, de 55 años, lleva prácticamente 30 años de actividad en la industria, 23 de ellos en Ferrari. Y, dice los que caminan el paddock con frecuencia, que cuesta encontrar a quien critique al italiano.

Domenicali está largamente relacionado con la casa de Maranello, pero su designación solo despertó encomio, en todos los niveles: Lewis Hamilton, Christian Horner, Cyril Abiteboul, Zak Brown, desde otros equipos no ven su figura como una amenaza de desequilibrio. 

Un dato que se soslayó: Domenicali puede acudir a Bernie Ecclestone para un eventual consejo, algo que Chase Carey, que le cederá su puesto al manager de Imola para radicarse en Nueva York- estaba impedido de hacer, luego de haber desplazado al legendario zar a comienzos de 2017. Acaso anticuados o directamente retrógrados, los puntos de vista de Bernie quizás no le sean de gran utilidad a Domenicali, pero nunca se sabe. Por lo pronto, Ecclestone aplaudió también la nominación.

Lo interesante del caso es que, según revela un personaje cercano a Domenicali -el periodista italiano Leo Turrini, de aceitado acceso a Maranello- el futuro CEO de la Fórmula 1 esperó en vano un llamado de Ferrari. Alentaba la convicción de que podía sacar a la escuadra de este mal momento mientras aplicaba en la hacienda parte de la cultura de negocios que aprendió en su etapa con Audi.

Licenciado en administración de la Universidad de Bologna, ingresó a trabajar a Ferrari en junio de 1991. Pasó por Finanzas, Personal y Sponsoreo, hasta ser nominado Team Manager de F1 en 1996. Fue Director Deportivo desde 2002, sucedió a Jean Todt como Team Principal en 2008. Bajo esa guía Ferrari ganó su último título, el de Constructores en 2008.

Después de negarse a echar a Luca Marmorini, el responsable del primer motor híbrido de Ferrari en Fórmula 1, tras la tercera carrera de 2014 Domenicali puso fin a su larga etapa en la marca más famosa del automovilismo mundial. Renunció antes que cumplir la demanda de Luca Di Montezemolo -y eso no salvó de todas formas la carrera de Marmorini- y al poco tiempo trabajaba para Audi

Gestionó la operación de compra de RedBull por parte de la casa alemana de los cuatro anillos hasta que el escándalo del Dieselgate, en 2016, arruinó todos los planes. De allí transformó en un boom a Lamborghini, llevando la producción de autos de lujo del ex fabricante de tractores de menos de 2000 a 8.500 al año, y aumentando las ganancias cerca de un 50 por ciento. De esa época conoció a su compatriota Luca Di Meo, que estaba a cargo de Seat, otra companía del grupo. 

Pero se acerca el momento en que el Grupo VW deberá pagar los costos del Dieselgate vendiendo un sinnúmero de activos: Bugatti, Ducati... y Lamborghini. Conocedor de la situación, Domenicali abrió el panorama: se sabe que en 2019 conversó con John Elkann, el presidente de la Ferrari e integrante de la poderosa familia Agnelli. Parecía haber algo en puerta.

Acaso los ferraristas no recuerdan con especial agrado el paso del imolense por la gestión de la Scuderia. En su periodo no hubo título de pilotos, apenas uno de constructores en 2008, y se frustraron los intentos de Fernando Alonso en 2010 y 2012. Pero este no es aquel Domenicali y su tarea será completamente distinta a la de conducir un equipo. En todo caso, la competencia está en otro plano...

El objetivo de Chase Carey era armar un calendario nutrido, lo que logró al anunciar 22 Grands Prix para 2020 -el más intenso de toda la historia, un plan que la pandemia arruinó- y renovar el Pacto de la Concordia por un nuevo periodo, hasta 2025. Carey viene de la industria televisiva y las exigencias del cargo que desempeña, especialmente viajar tanto y tan seguido, lo agotaron. En enero se volverá a Nueva York a ejercer un cargo no ejecutivo en F-1.

Pero esto se sabía desde comienzos de año, y Carey metió más presión cuando tuvo que sacar adelante, además, un calendario a tono con la pandemia. No va más. 

EL LLAMADO QUE NUNCA LLEGÓ

La oferta de Liberty a Domenicali habría estado en la mesa desde hace meses. Una versión asegura que fue el propio Di Meo, que tomó las riendas de Renault en junio, quien sugirió formalmente que convocaran a su ex compañero. 

Pero, según Turrini, Domenicali esperaba un llamado. Disponía de múltiples maneras de hacerlo saber. Nunca llegó. ¿Desidia?

Parece que no. Parece que la jugada fue calculada al extremo. Elkann se habría abstenido de contratar a Domenicalo porque acaso a Ferrari le es más útil en el quinto piso del edificio de la calle Saint James Market, en Londres, desde dónde se conduce la Fórmula 1, que en Vía Abetone Inferiore 4, la sede del Cavallino en Maranello. 

"A Toto Wolff lo habríamos vetado", reconoció Mattia Binotto la semana pasada. La candidatura del austríaco nunca despegó por esa posibilidad. ¿Cómo Ferrari iba a dejar pasar la oportunidad de colocar un exferrarista? En última instancia, para arreglar la Fórmula 1 hay que empezar por Ferrari: Eso es lo primero que diría Bernie Ecclestone. 

Y antes quienes suponen que no es suficientemente transparente la designación de Domenicali precisamente por ese vínculo tan marcado, se puede subrayarles que durante décadas fue el mismo Ecclestone quien más y mejor veló por los intereses del Commendatore y su creación.

¿Supone esto una tríada de dominio de ferraristas en la más alta magistratura del automovilismo mundial, junto a Jean Todt en la FIA y Ross Brawn como DT de la F-1? No será tan así: Todt terminará su tercer mandato el año que viene y Brawn, a los 66 años, también piensa en el retiro. 

Ferrari celebró esta semana la "graduación" de sus talentos emergentes, como lo son Mick Schumacher, Callum Ilott y Robert Shwartzmann. ¿Será lo que viene después de los Carlitos? Menos advertido fue el aviso de que Maranello prepara un motor un poco más picante para 2021 aprovechando las posibilidades del reglamento.

Para ganar se necesitan autos y pilotos. Acaso algo más también. Eso cree Ferrari. En el momento en que vive, todo sirve.

1°/10


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