Es uno de los grandes misterios generados en torno al terrible accidente del que Romain Grosjean salió ileso en el pasado Grand Prix de Bahrein, pero parece estar aclarándose. El piloto franco-suizo pasó los 28 segundos probablemente más eternos de su vida en el infierno desatado en torno a su destruido Haas VF-20, el domingo pasado, pero emergió de ese infierno sin señales evidentes de haber respirado humo o gases de combustión que emanaban de los ardientes restos de lo que hasta un minuto antes era un misil de carrera lanzado a 220 km/h.
Ya sabemos que el auto n° 8 golpeó el guard-rail después de viajar sin control durante un segundo y medio desde el momento en que toca al Alpha Tauri de Daniil Kvyat, que en el momento del impacto iba a 221 km/h y que la brutal desaceleración alcanzó los 53G. Ya es prácticamente un hecho establecido que la explosión fue la de una batería de las que almacenan energía eléctrica en el piso del auto y que se inflamó el combustible que había en las líneas que conectan el tanque con el motor, en una cantidad que se estima en alrededor de 10 litros, es decir, aproximadamente el 8% de la nafta que el Haas llevaba a bordo.
Lo que no sabíamos hasta ahora es qué había ocurrido con el sistema respiratorio de Grosjean a partir del momento en que se desató el particular infierno de Sakhir. Empiezan a aparecer algunas respuestas.
"Ví que mi visor se había vuelto completamente naranja y que las llamas me rodeaban", señaló el volante de Ginebra en la única entrevista que concedió hasta el momento, a la cadena TF1. "El accidente de Niki Lauda vino a mi cabeza. No quiero terminar así. Tengo que salir por mis hijos".
El fantasma de Lauda sobrevoló la escena. ¿Qué tenía para aportar?
BERGWERK, 1976
La historia del accidente del austríaco en Nurburgring es ampliamente conocida; veinte años después, inclusive, no tuvo problemas en analizar conmigo la mecánica del incidente. Lo que ocurrió allí esa tarde de agosto signó el resto de su vida. Pero, particularmente, le dejó secuelas tremendas en su organismo. Y no solamente las que quedaron a la vista.
"Solo después de cuatro días en terapia intensiva emergió (la posibilidad) que pudiera salir adelante", escribió Lauda en su autobiografía "Al infierno y de regreso". "Mis pulmones y mi sangre habían sufrido un serio daño como resultado de haber inhalado el humo y los gases del combustible. Las quemaduras en mi rostro, cabeza y manos eran severas pero no críticas, aunque las cicatrices que dejaron son permanentes".
En aquel accidente, la Ferrari se incendió después del impacto contra un talud de tierra -era la segunda vuelta y el tanque albergaría en ese momento algo menos de 200 litros- y como en el golpe Lauda perdió el casco, respiró -hasta el momento en que lo rescataron los valerosos Brett Lunger y Arturo Merzario, secundados por Harald Ertl y Guy Edwards- humo y gases a temperaturas de hasta 800°, de un nivel tóxico difícil de imaginar.
El propio austríaco subraya en la cita anterior que las quemaduras resultaron de menor gravedad que la ingesta irrespirable. El máximo héroe de la historia de la F-1 murió el año pasado pero aquellos dos pulmones tan dañados habían sido ya objeto de trasplante, el segundo en su última gran crisis de finales de 2018.
Por esa razón, la memoria de aquel accidente habilitó automáticamente el interrogante: ¿qué respiró Grosjean durante esos 28 segundos? ¿Pudo haber contenido la respiración durante medio minuto, como se sugirió?
EL FILTRO ES LA RESPUESTA
Es un hecho: Grosjean no sufrió los efectos del humo o los gases, Lo había afirmado el doctor Ian Roberts, que fue decisivo en el rescate del piloto. "Le saqué el casco para chequear que todo estuviera OK", relató el mismo domingo. "Mi primer pensamiento fue el fuego, la inhalación de humo, problemas en las vías respiratorias, pero la verdad es que nada de eso atravesó su casco".
En un momento se pensó que Grosjean podía haber respirado oxígeno, a la usanza de los '70, cuando los pilotos se conectaban mediante un tubo y podían disponer de unos segundos -en caso de incendio- de aire puro almacenado en una botella, una costumbre que quedó de lado a medida que el fuego acabó por dejar de ser un problema recurrente en la máxima categoría. El antecedente inmediatamente anterior de un accidente seguido de incendio data del GP de San Marino de 1989, en Imola, hace más de tres décadas, con otro austríaco, Gerhard Berger, como protagonista.
¿Entonces? Los filtros de aire incorporados al casco que usó Grosjean pueden haberlo salvado tanto como el sistema HANS o el Halo protegieron su cuello de una fractura o una decapitación, mientras la célula de supervivencia aseguró la integridad de su organismo.
Según la reglamentación FIA, los cascos deben ser capaces de soportar llamas de hasta 800°C durante al menos 40 segundos para ser homologados. Pero no exige nada respecto a una eventual protección de las vías respiratorias de quienes los utilizan. En este caso, el diseño del casco "trata de minimizar la cantidad de gases o vapor que pueden ir dentro del casco y ser inhalados por el piloto, aunque es difícil protegerlos de absolutamente todo", según explicó un alto directivo de Bell, la marca fabricante, citado por la revista MotorSport.
Durante la actividad y con el visor bajo, el piloto respira el aire que entra por los canales de ventilación laterales que, según el CEO de la firma, Stephane Cohen, están dotados de filtros que reducen la velocidad del aire cuando el coche se mueve a velocidades superiores a los 150 km/h. "Si no hay flujo de aire, como cuando el auto está detenido, no hay paso de aire a través de los filtros". Eso explicaría porqué el humo y los gases no llegaron a los pulmones de Grosjean, que asegura haber respirado normalmente durante el accidente.
"Mientras estaba entre las llamas no pensé en dejar de respirar porqué no sabía cómo resistir al fuego. Respiré normalmente. Ni siquiera estoy seguro de poder resistir 28 segundos debajo del agua en una piscina", afirmó en una entrevista que publicó L'Equipe.
La investigación exhaustiva que hará la FIA arrojará más respuestas en los meses venideros. Es mucho lo que queda por aprender de este accidente. Mientras tanto, Grosjean fue dado de alta (en la foto junto a su compañero Kevin Magnussen en el Sofitel Zallaq Thalassa, a mil metros del circuito), será espectador del venidero GP de Sakhir, este domingo en el trazado perimetral de Bahrein, en el que será reemplazado por el debutante Pietro Fittipaldi y aspira a despedirse de la Fórmula 1 en una semana en Abu Dhabi. Si no llega, quien sorprendentemente se ofreció para reemplazarlo será quien lo suceda en el equipo Haas en 2021: el joven Mick Schumacher, que no quiere perder tiempo.
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