Cuando, 24 horas horas antes de la largada del Grand Prix de Australia, la Fórmula 1 publicó su análisis estratégico de la carrera por venir, las conclusiones sonaban bastante obvias, inclusive esa que reconocía que no había diferencia predecible entre los ritmos de carrera de Charles Leclerc y su Ferrari F1-75 y de Max Verstappen y su RedBull RB18, el campeón mundial por detrás a causa de las 286 milésimas que lo habían separado del autor de la pole-position en la tanda definitiva de clasificación.
Nada más errado.
Al cabo de su triunfo, el cuarto de su campaña, el segundo de 2022, probablemente el más dominante de todos, que le reporta una ventaja de 34 puntos en el Mundial, el monegasco elogió las virtudes del auto de Maranello.
Semejantes virtudes, por lo que se sabe, le habían dado un mínimo margen sobre su rival en lo que se lleva rodado de torneo, pero ese margen nunca fue tan grande como en el remozado (y estéril) Albert Park de Melbourne. Así que la tarea es dilucidar qué fue lo que marcó tamaña diferencia.
De la F1-75 se sabe que:
- Es un auto poco convencional pero super balanceado.
- Con pontones que generan mucho downforce y poco drag.
- Con una unidad de potencia de enorme torque a bajas rpm, que favorece una aceleración distintiva, con una caja de velocidades con marchas más cercanas.
- Que no tiene tanta velocidad punta pero que llega mucho más rápido que cualquier otro rival a los 300 km/h y ahí se sostiene gracias a la capacidad de su motor híbrido.
- Que funciona muy bien en curvas rápidas pero, especialmente, e curvas lentas.
- Que el porpoising a baja frecuencia no afecta sus tiempos de vuelta: "no podría haber ido más rápido aún si no hubiera sufrido el rebote", declaró el ganador..
Pero esas virtudes ya eran una realidad antes del desembarco en Australia. ¿Qué hubo de nuevo? Casi nada: Ferrari está usando, básicamente, el mismo auto que mostró en las primeras pruebas en Barcelona, mes y medio atrás.
Sin embargo, aún con tres neutralizaciones distintas a lo largo del Grand Prix, Leclerc terminó sacándole 20 segundos de diferencia a Sergio Pérez. Nunca tanta ventaja en lo que va de 2022. Y mientras Verstappen se mantuvo en pista, la diferencia podía ser de hasta medio segundo por vuelta. Muy por encima de esas menos de tres décimas de diferencia en la clasificación.
¿Entonces?
Cuando se elimina lo imposible -le hacía decir Sir Arthur Conan Doyle a su máximo personaje, Sherlock Holmes- lo que queda, por más improbable que parezca, es lo que verdaderamente ocurrió.
Todo indica que RedBull no estuvo a la altura de lo que venía rindiendo y, por lo tanto, hizo parecer a Ferrari más fuerte de lo habitual y, peor aún, pareció poner en escena a un Mercedes a la mejora.
Pero en el equipo campeón admitieron que le habían sacado a sus autos "todo el potencial posible, sin un avance técnico sustancial", la hipótesis tiene sentido.
Especialmente cuando Pérez, el segundo del GP, declaró que RedBull "está más cerca de Mercedes que de Ferrari".
Pongamos atención a la siguiente tabla: muestra las vueltas más veloces en carrera de cinco de los seis pilotos de los tres equipos poderoso (excluimos a Sainz para simplificar, dado que Leclerc marcó los tres records de vuelta de 2022) en las tres pruebas disputadas este año:
Cada vuelta está expresada en su promedio de velocidad (en km/h), y la diferencia se indica en porcentaje, para compensar los diferentes recorridos de cada pista.
Leclerc, autor de todos los records de vuelta, es el faro: el 100 por ciento. La diferencia hacia atrás nunca es superior al 2%, como puede verse: es mucho menos de lo que parece observando los coches en la pista.
Pero mientras RedBull se cae irremediablemente en Melbourne (está un poquito por arriba de la diferencia de Bahrein, de 0,911% a 1,028% por detrás de Ferrari), en cambio, Mercedes mejora la performance relativa respecto a los coches italianos (de 1,722% más lento en Bahrein a 1,505% en Melbourne).
Como se advierte, es la caída más llamativa de rendimiento de RedBull lo que hace parecer más fuerte a Ferrari. Que no necesita de semejante ayuda para mostrarse fuerte y con posibilidades ciertas.
Este es el punto de vista de Leclerc sobre la fortaleza exhibida en Melbourne. "Con gomas medias, sobre el final del stint, fuimos extremadamente fuertes, manejamos esas cubiertas realmente bien. No tuvimos mucho graining, el ritmo fue fuerte. Con las gomas duras [en el arranque del GP] esperábamos que RedBull estuviera un poquito más cerca en ritmo, pero siempre pareció que nosotros estábamos más arriba. Sí, después de la FP2 y la qualy no habíamos visto esa diferencia entre nosotros y RedBull. Fue una sorpresa muy buena".
Esa maldita curva 13
Todo concuerda con la idea de que la F1-75 posee una ventana de funcionamiento mucho más grande que la del RB18 y, por supuesto que la del W13. Que puede variarse en mucho la puesta a punto sin que el rendimiento se vea afectado.
En cambio, el RB18 encuentras diferencias entre lo que comprueban en el simulador, decidiendo la puesta a punto antes de desembarcar en la pista, y lo que realmente ocurre después. Lo sufrieron duramente en Melbourne, mucho antes de que un nuevo problema relacionado con el combustible volviera a dejar fuera de combate, como en Bahrein, al campeón del mundo. Así no se puede defender un título.
La puesta a punto descargada que RedBull disfrutó tanto en Jeddah lo complicó mucho en Melbourne. La degradación de la cubierta delantera derecha fue particularmente intensa en el RB18 y una cura parcial -más carga aerodinámica- habría comprometido en exceso el funcionamiento del coche: la ventana de rendimiento es menor respecto a la F1-75.
Para colmo, Verstappen está sufriendo la falta de una trompa sólida, lo que complica su estilo de manejo -y de eso se aprovecha su compañero Pérez- y en Melbourne eso lo perjudicó esencialmente en la fatídica curva 13, la más lenta del circuito (a la izquierda, justo antes del ingreso a boxes), dónde podía perder una décima y media respecto a Leclerc. El campeón no disimuló en todo el fin de semana su incomodidad por la falta de equilibrio (del que le gusta a él) en su auto.
"Ellos estaban en otro nivel", sugirió Checo Pérez. "Nosotros teníamos un balance un poquito pobre. Quizás tomamos algunas direcciones equivocadas con (la puesta a punto de) el auto. Hay que analizarlo. Teníamos dos autos un poquito diferentes. Sí, parece que fuimos un poco más duros con las cubiertas respecto a Ferrari".
El mexicano también aceptó que la curva 13 fue la pesadilla: "La debilidad se mostró en esa curva, particularmente. Tuvimos que hacer un montón de compromisos por eso, que realmente nos afectaron en el resto del circuito".
En definitiva: sin poder cuidar tanto sus cubiertas con el set-up aerodinámico, RedBull sufrió más desgaste que Ferrari y perdió terreno, no a la inversa. Eso explica mucho de lo vivido en Melbourne.
Pero no se puede perder de vista que, aunque la F1-75 parezca mucho más friendly que cualquiera de sus dos rivales más directos, uno de sus pilotos todavía no pudo hacerse amigo de esas características. Carlos Sainz Jr. nunca estuvo tan lejos de Leclerc como ocurrió en Australia, con consecuencias nefastas para el madrileño. Por eso es ocioso ahora hablar de jerarquías en Maranello.
Sobre todo porque parte de esa ventaja es mérito del líder del Mundial, que interpreta a su favor esas tan favorables características del coche (por ejemplo, nunca suelta completamente el acelerador) y las aprovecha con furor. Si en la última vuelta no hubiera acelerado como lo hizo, a contramano de lo que recomendaban en su box, habría perdido el record de vuelta a manos del redivivo Fernando Alonso, cuya puesta petardista (carga mínima, unidad de potencia al mango) fue boicoteada por las circunstancias de la carreras. Una mínima muestra del momento que vive Leclerc.
Todo, mientras campeón y subcampeón mundiales se veían impedidos de subir al podio tras un fin de semana con más de 400 mil fanáticos en el circuito...
"Éramos el quinto equipo en velocidad detrás de Ferrari, RedBull y, obviamente, McLaren y Alpine", reconoció George Russell tras bajarse de un podio al que saltó gracias a la neutralización que promovió Sebastian Vettel. "Por eso estar en el podio y segundo en el campeonato es un poco loco, ¿no?".
El novio de Italia
Acaba de terminar la primera etapa del Mundial 2022. Cualquier conclusión precipitada que se saque conducirá inevitablemente a un engaño. Ahora llega la etapa europea, la fase de los desarrollos, y todo puede cambiar.
Pero RedBull (y Honda en las sombras) precisan saber qué está ocurriendo en las entrañas de sus unidades de potencia, mientras Mercedes promueve (y acaso encuentre) una cura más eficaz para su rebote, aunque su carrera en Melbourne pareció menos afligida por la cuestión que las pruebas de viernes y sábado.
Italia, mientras tanto, delira. Las campanas de Maranello suenan más que nunca en los últimos años. El popular Leo Turrini escribe que "Leclerc es el novio de Italia" y supone que, en dos semanas, en Imola, la paliza puede ser superior teniendo en cuenta que (Charles dixit), el circuito del autódromo "Enzo y Dino Ferrari" le cae mejor a la Ferrari que el del Albert Park. "Melbourne, estado de Victoria. Pocas palabras que describen perfectamente una situación", puntualiza Alberto Antonini. "Mundial en Rojo: Ferrari y Leclerc se dan a la fuga", titula la Gazzetta dello Sport. No faltan quienes recuerdan que el rumor circulante sobre que Ferrari no está usando el cien por ciento de la potencia de su motor nunca fue desmentido...
Pero faltan aún 20 carreras. Casi se podría decir que solo acaba de terminar la fase inicial del torneo y que arranca otra etapa. Los coches regresan a Europa y los desarrollos para subsanar defectos están más a mano.
Eso no quiere decir que haya que desechar por temprana la candidatura de Leclerc. Está conduciendo como un campeón y los atributos técnicos de la Ferrari por ahora son tope de gama.
"Ferrari está en un campeonato aparte", se lamenta Christian Horner, team-principal de Red Bull. "Estamos solo en la tercera carrera", lo desmiente Leclerc. "Es difícil hablar de campeonato. Pero seamos honestos: tenemos un auto muy fuerte, muy confiable. Y por ahora estamos siempre ahí. Confío en que todo siga así. En ese caso, probablemente tengamos chances por el título, lo que me hace sonreír después de dos años que han sido muy difíciles para el equipo..."
Y claro: soñar no cuesta nada...
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