Que Max Verstappen iba a conservar su cetro de campeón mundial de Fórmula 1 lo sabíamos todos desde el pasado Grand Prix de Francia, cuando Charles Leclerc enterró su Ferrari debajo de una pila de neumáticos en una amplia curva de Paul Ricard. Desde ese momento, el torneo estaba en manos del neerlandés: sólo él podía ganarlo o perderlo.
Que Max Verstappen iba a retener su cetro precisamente en el Grand Prix de Japón, con todo el significado que ello encierra, siendo Suzuka la pista propiedad de Honda en momentos en que la marca japonesa intenta recuperar terreno en la máxima categoría y volver a ser un jugador de peso después de anunciar de forma rimbombante su retiro a fines de 2020 y apenas cumplirlo de manera ambigua, bueno, eso era un acontecimiento esperado por la mayoría de los entendidos.
Lo que nadie previó fue que en un GP de características tan difíciles, que a muchos les hizo acordar la situación vivida en Spa-Francorchamps un año atrás, dónde pareció en un momento de la larga madrugada argentina que no habría carrera, dónde sonó increíble en un momento que se pudieran completar siquiera dos vueltas de bandera verde (el requisito vigente desde este año para la entrega de puntos), dónde por un instante apareció la chance de que se llegara a completar más de la mitad del recorrido y luego, por efecto de un clima más benigno y un piso más seco, acabaran por cumplirse 28 de las 53 vueltas pactadas, lo que nadie previó –se insiste- es que Verstappen cumpliera el sueño en tiempo y forma.
Por eso es importante explicar qué ocurrió, como hicimos una semana atrás con el triunfo de Sergio Checo Pérez en Singapur.
Todo el mundo de la Fórmula 1 aguardaba que, en las circunstancias en las que se produjo la carrera, solo se otorgara la mitad de los puntos en juego. En esa circunstancia, Verstappen solo le había sacado a Leclerc (el segundo en recibir la bandera a cuadros) apenas 3,5 puntos de ventaja, cuando necesitaba estirar la ventaja a 8 puntos. No podía ser campeón del mundo...
De manera que el brillante ganador del GP de Japón -con una largada magnífica que puso los pelos de punta, acelerando cuando su rival frenaba y superándolo por afuera- dialoga con Johnny Herbert sobre la carrera, deja el micrófono y al instante le piden que regrese. Detrás, la fabulosa pantalla anuncia que Max acaba de consagrarse campeón mundial…
¿Qué pasó?
En primer término, Leclerc recibió automáticamente una penalización de cinco segundos por cortarse la chicana en la última vuelta, cuando batallaba de forma desesperada con sus degradadas cubiertas intermedias, para evitar perder la posición de escolta a manos de Pérez, que no podía acabar de ejecutar la maniobra de sobrepaso. De esa forma, el mexicano quedaba segundo, era el 1-2 de RedBull en casa de Honda…
Pero luego ocurrió lo que sonó insólito: la carrera entregaba la totalidad del puntaje, pese a lo que se había reescrito en el reglamento tras el episodio de Spa 2022. Demasiada confusión en la Fórmula 1 actual, ¿o no?
La confusión: aparentemente, un Grand Prix no puede dar todos los puntos si no se cumple al menos el 75 por ciento del recorrido.
Pero resulta que en el artículo 6.5 del reglamento deportivo, que habla de la reducción de puntaje que se entrega en una carrera, solo se aplica si la carrera se suspende y no puede ser reanudada… (“si una carrera es suspendida de acuerdo al artículo 57 y no puede ser reanudada…”, dice el inciso), que no fue lo que ocurrió en Japón: aún más corto, el GP acabó con la bandera a cuadros, lo vimos todos…
Por lo tanto, procedimiento completo.
Con el puntaje total, Verstappen ahora aventaja a Pérez por 113 puntos… y solo quedan 112 en juego en los cuatro Grandes Premios que restan.
Por lo tanto, Max Verstappen es otra vez campeón.
El clima en el podio se veía raro. Que el segundo título del neerlandés vuelva a producirse en circunstancias al menos polémicas no tiene nada que ver con sus merecimientos: había merecido el de 2021 tanto como Lewis Hamilton y retuvo la corona ganando 12 de las 18 carreras disputadas.
Puede batir el record de Michael Schumacher y Sebastian Vettel de mayor cantidad de Grands Prix conquistados (13) en un solo año. Cómodamente.
Pero en esos momentos posteriores a la prueba de Suzuka hubo una sensación de confusión generalizada que no le provoca ningún favor a la Fórmula 1.
Ninguno.
Porque son cada vez más los fanáticos que reclaman menos reglas y más claridad. Menos artificio y más naturalidad. Menos show y más deporte.
EL PAPELON DE LAS GRUAS
Fue tan controversial como el final del Grand Prix.
Que, ocho años después del accidente que acabó cobrándose la vida de Jules Bianchi, apareciera otra vez una grúa en la pista mojada, para retirar la Ferrari siniestrada de Carlos Sainz, heló la sangre de la mayoría, en un momento en el que a muchos les pareció que las circunstancias hacían imposible el desarrollo normal del Grand Prix de Japón de Fórmula 1, algo que la dirección de la carrera entendió apenas una vuelta después al colocar la bandera roja y demorar la reanudación por al menos dos horas.
Las grúas en la pista, mientras caía una lluvia torrencial y la visibilidad estaba absolutamente condicionada, acabó siendo un recuerdo terrorífico para los pilotos: “Ya perdimos a Jules, un tipo fantástico, ocho años atrás, en esta misma pista, en las mismas condiciones con la grúa”, declaró enardecido Pierre Gasly tras la carrera. “¿Cómo puede haber una grúa, no ya en la gravia sino en el asfalto, cuando todavía estamos en la pista?".
Y siguió: “Me asusté. Si hubiera perdido el auto como lo perdió Carlos (Sainz), no importa a qué velocidad, me habría matado. Simple como eso. Es una falta de respeto a la memoria de Jules, a su familia y a todos nosotros. Estamos arriesgando la vida, y lo único que pedimos es que nos mantengan a salvo. Fue extremadamente peligroso y, peor, innecesario. Podían haber esperado un minuto para mandarnos al pit-lane y allí haber sacado los tractores a la pista”.
Según Esteban Ocon, una de las estrellas de la carrera, “perdimos suficientes amigos con estos vehículos en el pasado. Yo iba lento cuando lo ví, iba cuarto, debe haber sido mucho más difícil para quienes venían más atrás (a causa del spray). Para nosotros está claro, y para la FIA también, que es peligroso tener un vehículo de rescate cuando la carrera está neutralizada. Tenemos que discutirlo pronto”.
Alex Wurz, el presidente de la Asociación de Pilotos (GPDA) tomó esas palabras y fue concluyente: “Tenemos que discutir eso sin perder el tiempo: eso no puede suceder nunca más”.
Nadie lo resumió mejor que Sebastian Vettel: “Fuimos muy afortunados”. Y lo explicó así: “Tenemos que mejorar esto, no estamos en capacidad de poder correr cuando hay agua en la pista, lo sabemos desde hace años. Esto hizo que Carlos (Sainz) chocara, la visibilidad era prácticamente nula con el spray. No pasó nada de milagro. El tractor no debió haber estado ahí: quienes lo manejaban tienen un superior, ¿no?”
9/10
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