Los grandes campeones de Fórmula 1 han sido profetas en su tierra.
Sir Lewis Hamilton ganó 8 veces el GP de
su país, en Silverstone
Michael Schumacher logró siete victorias
en suelo alemán, entre Hockenheim y Nurburgring.
Alain Prost ganó 6 veces en Francia y Juan Manuel Fangio, 4 en Argentina.
Max Verstappen solo pudo correr dos Grands Prix de Holanda, a partir de
2021, cuando la carrera volvió al calendario tras una
ausencia de 36 años. En ambos se
subió a lo más alto del podio para delirio de la
masa naranja.
Pero no puede decirse lo mismo de
Charles Leclerc en Mónaco.
"Lo he dicho muchas veces antes: mi amor por las carreras se lo debo a mi padre y al hecho de que nací y crecí en Mónaco", recordó el piloto de cara a este fin de semana. "Yo era un niño muy pequeño cuando vi los autos de Fórmula 1 corriendo por Sainte Devote desde el balcón del apartamento de un amigo y me gustaba reproducir la misma escena con mis Fórmula 1 de juguete. Luego, a través de mi padre, descubrí al legendario Ayrton Senna y pude ver lo que él podía hacer aquí en Mónaco y comencé a soñar que, algún día, tal vez yo también podría hacerlo. Poder correr hoy en la misma pista que contribuyó a la leyenda que lo rodea es algo muy especial para mí". Pero ni por asomo consiguió siquiera una migaja del éxito que Senna cultivó allí.
En esas calles del Principado, el piloto local nunca pudo llegar a la bandera a cuadros hasta 2022, y esa única ocasión fue, acaso, la más
frustrante de todas.
En 2017, cuando dominó a voluntad el
torneo de Fórmula 2, venía ganando por escándalo cuando los mecánicos le
ajustaron mal una rueda en el pit-stop y le hicieron perder el triunfo. Más
tarde abandonó. Y al día siguiente, en la revancha, también desertó por un
problema eléctrico.
En 2018, el año de su debut en Fórmula
1, chocó con su Sauber-Ferrari con el Toro Rosso de Brendon Hartley, cuando
faltaban pocas vueltas para el final del Grand Prix.
En 2019, ya en Ferrari, un error de la
escuadra en la tanda de clasificación, al no mandarlo a pista con un segundo
set de neumáticos en la Q1, lo dejó eliminado en esa tanda. Largó 15° en un
circuito reputado por la dificultad para superar rivales en carrera y acabó
protagonizando el único incidente de la carrera: un toque con Nico Hulkenberg a
la salida de la curva de la Rascasse...
En 2020 no hubo Grand Prix de Mónaco a
causa de la pandemia, pero en 2021, con la Ferrari SF21 que solo funcionaba en
curvas lentas, Leclerc se quedó con la pole-position justo antes de saltarse la
segunda chicana de la Piscina y pegarse contra el guard-rail. Fueron 23 horas
frenéticas de reparaciones (y parque cerrado) en el box de la escuadra
italiana, solo para que el piloto se diera cuenta, yendo a la grilla, que un
semieje no funcionaba.
En 2022, dos semanas antes del Grand
Prix válido para el Mundial, conducía una
Ferrari 312B4 en el GP Histórico cuando se rompió el disco de freno delantero izquierdo al llegar a la Rascasse, el coche (¡valuado en 8
millones de euros!) hizo un trompo y se golpeó contra el guard-rail. El costo de las reparaciones, hechas con los
planos originales y en Maranello, superaba los 100 mil euros.
Y en el Grand Prix propiamente dicho, Leclerc fue cuarto, un puesto por debajo del podio. Vio la bandera a cuadros, sí, por primera vez en el circuito callejero, pero había partido desde la pole-position y una estrategia errada del equipo Ferrari le quitó la chance de la victoria.
"Adrenalina: esa es la esencia de lo que obtienes de esta pista", ha dicho Leclerc. "Es estrecha y llena de baches y para ser rápido tienes que confiar en tus sentimientos. Conduciendo un coche de Fórmula 1 aquí, básicamente no tienes tiempo para hacer una pausa para respirar y, en la clasificación, cuando estás empujando a fondo es una verdadera inyección de adrenalina. No creo que tengas la misma sensación en ninguna otra pista y sé que eso pasa con todos los que corren aquí. Y es particularmente especial para mí ya que corremos en la ciudad donde crecí".
Seis carreras en Mónaco, cero triunfos. ¿Se quebrará la racha en 2023? Podría ocurrir si el monegasco marca la pole-position -lo que no es imposible-, no llueve, estira su parada hasta último momento, para ponerse a cubierto de cualquier overcut (la estrategia que mejor funciona en el circuito del Principado) y no pierde nunca la punta. Podría ser, también, mucho pedir...
25/4
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