MAR DEL PLATA NO, ¿ RÍO SÍ?: BOLSONARO, POLITICA Y F-1


Como se sabe, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció que el GP de su país de F-1 se disputará a partir de 2020 en un nuevo circuito en Río de Janeiro. El anuncio dejó tantas dudas como certezas, pero no fue difícil recordar una historia relacionada.

Ocurrió en 2012. Este cronista había aceptado una invitación de la Embajada del Reino Unido en la Argentina para ir a conocer las instalaciones en las que se desarrollarían los Juegos Olímpicos de Londres, meses más tarde. El convite incluía alojamiento en el suntuoso Grosvenor Victoria, a un lado de la famosa estación de tren, la misma a la que llegué en 1993 cuando visité por primera vez la capital británica. A la mañana siguiente del arribo, tomé el diario que me habían dejado en la puerta de la habitación y casi me atraganto con lo que leí.

La presidenta de la Argentina por entonces, Cristina Fernández de Kirchner, había anunciado en Buenos Aires el regreso de la Fórmula 1 al país para el año siguiente, en 2013. Conmigo en vuelo, el diario para el que trabajaba en ese momento había tenido que arreglarse con cables de agencia e información de segunda mano para dar cuenta del anuncio. Como en el caso de Brasil, se preveía construir un nuevo circuito, en la base naval de Mar del Plata. ¿Era serio el anuncio? Pronto descubriríamos la verdad.

Como parte de esa visita londinense, nos llevaron al estudio de arquitectura Populous, que había diseñado el estadio Olímpico, en Stratford, del otro lado de la City respecto del coqueto Putney, dónde estaba situado el estudio. Nueva sorpresa para mí: entre las maquetas, había una de un circuito de carreras, que Populous preparaba para, decía la indicación, una carrera de Fórmula 1 en la Argentina.

Solo que no era el mentado circuito de la Base Naval que, se había dicho, sería pergeñado por Hermann Tilke, el arquitecto dilecto de Bernie Ecclestone.

No, era más bien el proyecto que un empresario estadounidense, Eddie Freehman, había encargado para construir en Velociudad, el complejo anunciado un año antes a construirse en Zárate, a 86 kilómetros de Buenos Aires. El manager de Populous, Jeff Keas, me miró perplejo: “¿Usted sabía de la pista de Fórmula 1? Para nosotros es un proyecto muy interesante. Estamos trabajando a fondo en ello”, me explicó. Su perplejidad aumentó cuando le comenté sobre el anuncio de la presidencia, el día anterior. 

Los fanáticos saben lo que realmente sucedió: la Fórmula 1 sigue sin tener un Grand Prix en la Argentina desde 1998, el callejero de Mar del Plata nunca se construyó y Velociudad tampoco.

Seis meses más tarde, nos dieron una explicación oficial: “De las cifras que hablamos a un comienzo y nos plantearon en un primer momento (22 millones de dólares por cada uno de los 3 años que se preveían tener a la F-1), un tiempo más adelante, en junio, más o menos, hubo un muy notable incremento”. Otra fuente nos aseguró que “no es lo mismo pensar en invertir 15 millones de dólares como pensamos cuando se habló de volver a tener F-1, y que después salgan pidiendo 90 millones…”. Como fuera, el daño estaba hecho: el anuncio no se cumpliría jamás.

Brasil es otra historia


Parece similar, pero el que ha hecho Bolsonaro posee más asidero. Brasil no tiene que recuperar ningún Grand Prix: organiza el suyo desde hace casi 50 años, desde 1973.

El drama de la carrera es que, ya sin pilotos en la Fórmula 1, el interés del público puede declinar: eso es lo que piensan los promotores, que tienen un contrato firmado hasta 2020.

El circuito de Interlagos, uno de los trazados más sensacionales del calendario actual, es sin embargo rechazado constantemente por el circo de la F-1, que considera anticuadas a sus instalaciones e inseguro su entorno.

Pero el principal problema del GP de Brasil es que ya no está Bernie Ecclestone de ambos lados del mostrador. El inglés, que regía los derechos comerciales de la Fórmula 1 hasta que Liberty Media lo declaró en disponibilidad hace dos años, era el promotor encubierto de la carrera, a través de la empresa Promocoes Internacionais (Interpro), cuyo testaferro es el húngaro Tamas Rohonyi Kertesz, radicado en Brasil hace más de tres décadas. De hecho, Bernie conoció a su actual mujer, Fabiana Flosi –la misma que le tenía el paraguas a Sebastian Vettel en la largada del GP de Azerbaiján, en Baku- en las oficinas de la empresa, para la que trabajaba en marketing.

Ecclestone siempre arreglaba con los alcaldes paulistas la constante remodelación del autódromo de Interlagos para continuar organizando la carrera. Sabía aceitar el asunto. Pero ya no está más, San Pablo entiende que le resulta oneroso mantener el circuito y no le molestaría si desaparece. La última renovación de contrato se llevó adelante cuando el alcalde era Fernando Haddad, del PT, que fuera el candidato ungido por el expresidente Lula Da Silva –encarcelado e impedido de presentarse a los comicios en las elecciones de 2018 en las que triunfó Bolsonaro. 

Liberty Media no puede permitirse que Brasil y México caigan al mismo tiempo en que la Argentina no tiene posibilidades concretas, a corto plazo, de tener su GP de F-1. Interlagos no es una solución, porque Ecclestone les ha declarado la guerra: cada vez que puede les tira palos, a través de uno o dos periodistas a quienes suministra buena información. El contrato que se vence en 2020 no será renovado con Promocoes Internacionais.

En su política de ir llevando paulatinamente la Fórmula 1 a las grandes urbes, Liberty Media contactó al gobierno brasileño para averiguar por las chances de Río de Janeiro, según O Globo, que reporta que en noviembre de 2018, Chase Carey, el CEO de la F-1, se reunió con el alcalde de Río, Marcello Crivella, y el gobernador estadual, Wilson Witzel, para proponerles el proyecto. Bolsonaro, que lleva cuatro meses de mandato sin haber avanzado casi nada con lo que prometió, dio luego el visto bueno. 

Al mandatario le gustan la velocidad y la provocación. Como le impusieron una multa por andar a mayor velocidad de lo permitido, aboga por la derogación de cierta reglamentación vial. “Basta de radares en las rutas”, ordenó. “Es hora de que en Brasil recuperemos el placer por conducir”.

Como no entiende mucho de automovilismo, eligió bautizar al nuevo circuito como “Ayrton Senna”. Por algo en la Argentina el autódromo de Buenos Aires se llama “Oscar y Juan Gálvez” y, el de Balcarce, “Juan Manuel Fangio”. De Río de Janeiro es el otro tricampeón mundial que tiene Brasil, Nelson Piquet...


El nuevo circuito se construiría en Deodoro, a 37 kilómetros de Copacabana, en una zona cedida por el Ejército de Brasil, la institución de la que el presidente formó parte durante 15 años, llegando al grado de capitán antes de pasar a la reserva. ¿Se hará en siete meses, como prometió? Todo indica que no habrá tanto apuro: el GP de Brasil tendrá sus dos últimas ediciones en Interlagos este año y en 2020, y Río podrá contar con su carrera a partir de 2021. 

Por supuesto; el trazado de la nueva pista no tiene ni punto de comparación con Interlagos. Sí, por supuesto: el diseño es de Tilke. Los proyectos muestran una pista corriente, sin mucho carácter. Todo lo contrario del escenario que se viene utilizando desde 1990 en San Pablo. Pero a Interlagos nunca a va correr el Mundial de Motociclismo organizado por Dorna, porque se interpreta que la pista paulista es muy riesgosa para los riders. El proyecto de Deodoro cuenta, en cambio, con el aval de Dorna…

¿Calendario con 25 Grands Prix?


En Barcelona, Carey habló sobre el futuro calendario de la Fórmula 1. Confirmó los ingresos de Vietnam y Holanda para 2020, en Hanoi y Zandvoort (muy cerca de Amsterdam), reforzando la política de las grandes ciudades. Pero como el calendario no pasará de las 21 Grands Prix, habrá dos que saldrán obligatoriamente.

Todo indica que España será uno de ellos. De las carreras cuyos contratos vencen este año, Italia renovará, Inglaterra seguramente lo hará. Alemania (en Hockenheim) y México (en Ciudad de México) aparecen como las más comprometidas, porque no tienen avales oficiales para asegurarse su continuidad. 

México es una carrera muy popular, por lo que sería una verdadera pena que saliera del calendario. No son pocos, incluidos en el ámbito de la F-1, que piensan que pueden disputarse más carreras en el año si, por ejemplo, se reduce la actividad de cada fin de semana a sábado y domingo, eliminando las prácticas de los viernes. ¿Para cuándo, Chase?










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