NIKI LAUDA EN 1996: "¡CARAJO! SI ME HUBIERA MUERTO, QUE HABRÍA HECHO LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS"


Andreas Nikolaus Lauda (según el registro civil de Salzburgo, 1949-2019) y el Nurburgring de 22 kilómetros y 176 curvas no eran realmente muy amigos. 

En 1975, el austríaco había conseguido batir, con su Ferrari de Fórmula 1, el record de los siete minutos para una vuelta, pero al año siguiente ya consideraba al circuito como demasiado peligroso, y en un encuentro de la Grand Prix Drivers Association (GPDA) había sugerido un boicot al anciano Ring que tantas vidas se había cobrado ya desde 1927. 

Lauda estaba ganando el Mundial de ese año. Había vencido en Brasil, en Sudáfrica, en Bélgica, en Mónaco, en Inglaterra... y no podía arriesgarse a no correr el Grand Prix de Alemania, aunque algunos círculos reaccionarios lo desafiaban: “si Lauda está aterrorizado, que deje la Fórmula 1”.

Al llegar el circuito, el jueves previo, un macabro espectador le mostró una fotografía de la tumba de Jochen Rindt. El domingo, un periodista de su confianza le contó que el Reichsbrucke, el puente más grande sobre el Danubio, había sido arrastrado por la corriente. Lauda pensó que era un malísimo presagio. La fecha? 1º de agosto de 1976. Hace ya un cuarto de siglo...

La llovizna moja el asfalto del Ring. Lauda parte desde la primera fila con neumáticos para el agua; James Hunt, el autor de la pole-position, se juega por los slicks. Pagó la apuesta del inglés: tras la primera vuelta, Lauda se detuvo a cambiar las cubiertas. Salió a fondo. Y al llegar a Bergwerk, siete kilómetros después de la línea de partida... 

En 1996, veinte años después del accidente, lo entrevisté para la revista “El Gráfico” en Viena. Rescato algunas de sus respuestas:

-¿Le molesta cuando la gente quiere hablar de su accidente en Nurburgring?
-No, porque eso pasó hace mucho tiempo. Superé el problema muy rapidamente ya que cinco semanas más tarde estaba corriendo otra vez. Si no lo hubiera afrontado así, no habría sido capaz de volver a correr o a ganar. Así que ¿por qué no he de afrontarlo ahora?

-Usted volvió al lugar del accidente el año pasado, manejando un Mercedes W196 de 1955. ¿Qué sintió en Bergwerk, la curva en la que tuvo el accidente?
-En aquella época las emociones me resbalaban, porque estaba totalmente ocupado en recobrarme, en mantenerme vivo. Tuve que esforzarme tanto para salir a flote y regresar, que no me detuve nunca a pensar en eso, no se trataba de sentimentalismos sobre la vida o la muerte sino de salvar mi vida... No tenía tiempo de repuesto para hablar de otras cosas. Además, regresé rápido y, aunque perdí el título por un punto, al año siguiente volví a ganarlo, de manera que nunca tuve la oportunidad de preguntarme “¿qué hubiera pasado si...?”. 
Pero el año pasado hice una entrevista para la TV austríaca en dónde manejé el Mercedes. Ellos iban filmando toda la vuelta y paramos ene sa curva para la entrevista. Lo primero que me vino a la cabeza fue: “¡Carajo! Si hubiera muerto acá, qué habría hecho los últimos veinte años?”. No habría podido ganar otro título, retirarme, establecer mi compañía aérea, volver a correr, volver a salir campeón... Fueron 20 años de una vida muy entretenida. Recién en esa entrevista pude reflexionar sobre eso. Si hubiera muerto, me habría perdido esos veinte años de diversión, y eso sí que habría sido triste...

-Después de tanto tiempo, ¿se sabe realmente qué ocasionó el accidente?
-Es muy dificil de identificar, porque el auto quedo totalmente destruido, pero sospechamos que fue algo en la suspension trasera izquierda. Una junta de magnesio que conectaba un brazo de la suspension con el motor se debe haber roto, dejando suelta la rueda y provocando el despiste. Ya habia pasado otras veces. En esa curva –que casi no es una curva, porque se toma a fondo- nadie puede despistarse porque sí...

(Publicado en "Fierro Plus", Ediciones Al Arco, 2012)





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