UN INVENTO DEL PERIODISMO: ¿DESDE CUANDO EXISTE LA FÓRMULA 1?


¡Qué pregunta tonta, ¿no?! Cualquier fanático sabe que la Fórmula 1 existe desde 1950, con el primer campeonato mundial, inaugurado el 13 de mayo de 1950 en Silverstone. ¡Qué absurdo preguntarse eso! Mejor sería saber si es que va a volver pronto a arrancar...

Sorpresa para los fanáticos más jóvenes, los recién iniciados y hasta para los expertos que se pasaron por alto el dato certero. El 13 de mayo de hace 70 años, la F-1 ya existía desde cuatro años antes... 

No es secreto para nadie: las carreras de Grand Prix llevan más de un siglo rodando. Como la la cuna del automovilismo que fue, a Francia le correspondió organizar el primero, en 1906, una historia largamente conocida. Renault, que busca con tanto ahínco volver a vencer en F-1, se llevó aquella carrera que ya pertenece a la mitología del deporte motor.

Así llamó la especialidad durante décadas: "Grand Prix racing", según los ingleses; "voitures des Grandes Epreuves" para los franceses; a la Argentina llegó la denominación de "máquinas especiales": pocos saben que uno de los primeros autos de la Scudería Ferrari, que arrancó su actividad en 1929 con coches de Grand Prix fabricados por la Alfa Romeo, fue una unidad P2 que había conducido aquí Vittorio Rosa, un italiano que se afincó en nuestro país: hay registros de su abandono en Esperanza (Santa Fe) el 4 de setiembre de 1927...

Bajo esa denominación se disputaron los campeonatos mundiales de 1925 a 1927, que solo consagraron a las marcas (Alfa Romeo, Bugatti y Delage, respectivamente) y los campeonatos Europeos de 1934 a 1939, dominados por la maquinaria germana de Mercedes-Benz y Auto Union, aceitada por los subsidios del régimen nazi que quería consagrar a toda costa la superioridad aria también en el deporte mundial. 

Cuando el campeón francés, René Dreyfus, se presentó a correr el GP de Alemania de 1939, el 23 de julio de ese año en el Nürburgring, era el único chofer judío de facto que podía conducir un automóvil en terreno teutón...

En una lección ideal para este tiempo pandémico, el automovilismo de primer nivel se recuperó relativamente rápido de los devastadores efectos de la Segunda Guerra Mundial. El armisticio europeo se firmó el 8 de mayo de 1945; la primera carrera de postguerra se llevó adelante el 9 de setiembre de ese año, en el Bois de Boulogne de París, ante 90 mil espectadores ávidos por dejar atrás un tiempo de horror. 

En la misma tónica, periodistas franceses e ingleses discutieron en la segunda mitad de aquel año qué fórmula debía regir en adelante las carreras de Grand Prix. Los italianos, que ya tenían las máquinas, no estaban tan preocupados...


LA CULPA LA TUVO EL PERIODISMO 

El 21 de junio de 1946, en París, se adoptaron dos decisiones fundamentales para el devenir del deporte: 
  1. La Asociación Internacional de Automóvil Clubs Reconocidos (AIACR), que había regido el deporte desde 1905, cambió su denominación por la de Federación Internacional del Automóvil (FIA) 
  2. La Comisión Deportiva Internacional (CSI), el brazo deportivo de la FIA, sancionó la nueva fórmula técnica para autos de Grand Prix: la anterior había caducado en 1940 y, naturalmente, no había tenido reemplazo. 
A esa nueva reglamentación (para monopostos con motores de 4.500 cm3 aspirados o de 1.500 cm3 con compresor), con vigencia hasta el 31 de diciembre de 1951, la denominó "Fórmula Internacional para autos de carrera". 

La primera carrera disputada con esa carta reglamentaria fue el Gran Premio de Turín, el 1° de setiembre de 1946, con victoria de Achille Varzi (Alfa Romeo). Casi cuatro años antes que aquella famosa cita de Silverstone: la fórmula técnica era la misma... 

Esa denominación pasó inadvertida hasta que, un año más tarde, el 24 de octubre de 1947, reunida en París en ocasión del Salón del Automóvil, la CSI de la FIA reglamentó la categoría menor (motores de 2.000 cm3 o de 500 cm3 con compresor) y se preguntaron cómo llamarla, para diferenciarla de la más grande.

Inicialmente se propuso denominarlas como Fórmula A y Fórmula B. Pero triunfó un criterio distinto: se bautizaron como "Fórmula Internacional (autos de carrera) número I" y "número II" (con notación romana). 

Los delegados regresaron a sus países de origen. Los dirigentes argentinos, que ya organizaban carreras de "máquinas especiales" en el país, albergaban una idea extrema... 

Y entonces ocurrió algo extraordinario. Al anunciar la realización al día siguiente de la Coupe de Salon, en el autódromo de Monthlery, en las afueras de París, el prestigioso diario deportivo L'Equipe publica que se trata de una carrera de... ¡Fórmula 1!

Aquella del 3 de noviembre de 1947 es la primera vez que el término aparece publicado en la prensa. Es la última carrera de 1947; al año siguiente, el término se popularizó en La Gazzetta dello Sport y en publicaciones especializadas inglesas. 


¿UN CAMPEONATO MUNDIAL, PERO ARGENTINO?



En 1948 se disputaron más de 20 carreras de Grand Prix o Fórmula 1... En el GP de Francia, en Reims, debutó un piloto argentino que daría que hablar: Juan Manuel Fangio. "Ya van a tener que escribir sobre él", lo elogió el vencedor, Jean Pierre Wimille, en ese momento el mejor piloto del planeta.    

El año había arrancado con cuatro carreras -un tanto sui generis- en la Argentina: dos en el circuito porteño de Palermo, una en Mar del Plata y la restante en Rosario. Allí, en el Parque Independencia, Wimille battió por muy poco a Fangio. Y en Palermo, Oscar Alfredo Gálvez perdió una victoria prácticamente asegurada en un pit-stop desbordado de comedidos. 

En el diálogo entre dirigentes argentinos e italianos durante esos días cuajó la idea loca: organizar a partir de 1949 un Campeonato Mundial muy particular, con cuatro carreras en Argentina y cuatro en la península, con pilotos de ambas nacionalidades y -por supuesto- máquinas italianas. Esa propuesta fue respaldada por el delegado italiano ante la CSI, el periodista Giovanni Canestrini

Sin embargo, meses más tarde, cuando un grupo de dirigentes argentinos estaba en Milán para firmar el acuerdo que propulsara ese torneo, sorpresivamente la Federación Internacional de Motociclismo (FIM) lanzó su propio torneo Mundial, a disputarse desde 1949.

"En la reunión de octubre de 1948 de la CSI, después de haberse concluido un acuerdo deportivo con el Automóvil Club Argentino, presenté la propuesta para un campeonato del mundo reservado a los conductores", relató Canestrini en su libro "Una Vida en las carreras". "La proposición no contó con el favor de todos los delegados, en especial de los ingleses (...) y la cuestión quedó sometida a estudio". Según L'Equipe del 13 de octubre de 1948, "la CSI está de acuerdo con los principios para la creación de un Campeonato del Mundo de Conductores y ha decidido postergar la cuestión a un estudio con miras a instituirlo en 1950".

En 1949 arrancó el Mundial de motociclismo y, cuando la CSI volvió a reunirse, el 7 de octubre de ese año, se aprobó la propuesta italiana... que ya no contemplaba la contribución argentina. El delegado italiano en esa ocasión era el conde Antonio Brivio (un mediocre ex piloto de la Scuderia Ferrari), que no había generado tanto compromiso con los argentinos como Canestrini. 

Otros tiempos: según el historiador italiano Alessandro Silva, "la prensa especializada europea no mostró ningún interés en el asunto  y muchos no creyeron que la decisión de la CSI era siquiera digna de ser publicada". 

El calendario incluyó seis Grands Prix en Europa más las 500 Millas de Indianápolis (para que fuera un Mundial, un antecedente que se había registrado en el torneo de 1927) pero no una competencia en Argentina, aduciendo la CSI que el país no poseía un circuito acorde a la circunstancia. Cuando lo construyó (el autódromo de Buenos Aires se inauguró en marzo de 1952), la FIA concretó su promesa.

¿Y LA FORMULA 1?

Curiosamente, pese a que la Fórmula 1 estaba en funcionamiento desde 1946 y el término ya se usaba profusamente en 1948, el torneo de la FIA se denominó Campeonato Mundial de Conductores. Por eso en 1952 y 1953, cuando no hubo máquinas de F-1 suficientes, el torneo se disputó con coches de la Fórmula 2 (o II, como se escribía entonces, respetando la numeración romana). Esa es la razón por la cual, técnicamente, ninguno de los pilotos de entonces se consagraron "campeones mundiales de Fórmula 1", ni siquiera Fangio con sus cinco títulos. 

Recién en 1981, con la firma del Pacto de la Concordia, que reservó a los constructores los derechos comerciales de la organización de las carreras, se olvidó el título original y comenzó a disputarse, verdaderamente, el Campeonato Mundial de Fórmula 1.  

Y al que tanto extrañamos en este tiempo de pandemia.

23/3/20




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