Parece mentira que esté a punto de acabar este campeonato: nueve meses de batallas implacables entre los dos mejores pilotos de auto de carrera del mundo en estos tiempos. Un campeonato que nos ha dejado prácticamente secos, como se lo veía a Lewis Hamilton después de haber triunfado en Arabia Saudita, exhaustos, agotados, sin respiro. Un campeonato que de tan cerrado resulta impredecible: es muy difícil para cualquiera esgrimir una razón concreta por la cual el campeón defenderá con éxito la corona que calzó de manera ininterrumpida en los últimos 50 meses, desde octubre de 2017, o por la que Max Verstappen se consagrará por primera vez.
Pero la reflexión constante sobre la materia, que no es reciente ni espontánea, sugiere que este Mundial 2021 podría haber sido el mejor campeonato de Fórmula 1 en 72 años de disputa. Una propuesta para el debate que puede desgranarse en tres razones y una sensación: cualquier otro ejemplo de torneo ardoroso pierde, por algún motivo, en la comparación con el corriente.
Por supuesto que la postulación no pretende alcanzar
un status científico. Es apenas una hipótesis periodística, refrendada con el
curso de la historia. Pero que se cuece calurosamente al respaldo de una
investigación meticulosa –como las que se intenta publicar aquí- y en la textura
de las tres razones que la sintetizan:
Razón 1
Dos pilotos de escuadras rivales luchando a altísimo
nivel a lo largo de 22 carreras: nunca fue tan extensa la pelea.
El colmo de la pelea: dos pilotos que no defienden
los mismos colores. En ese sentido, superior a la disputa que protagonizó la
máxima rivalidad de todos los tiempos en Fórmula 1, la que protagonizaron (por
orden de aparición) Alain Prost y Ayrton Senna. En sus batallas de 1988 y 1989
corrieron bajo el mismo paraguas, el de McLaren, y siempre podía haber un atenuante para
reducir la carga de agresividad: el team manager Jo Ramírez lo atestigua en sus
memorias.
Hay una excepción a ese panorama: el Mundial de
1990, que los enfrentó en escuadras distintas, cuando Prost pasó a Ferrari.
¿Podría ser ese mejor torneo que este? Se definió de una manera pésima y no
ocurrió que Senna y Prost llegaran empatados en puntos a Suzuka, dos argumentos
que podrían derribar esa candidatura.
Por lo demás, ninguna de esas batallas duró más de
16 carreras, o sea, compitieron entre ellos a lo largo de una menor cantidad de
kilómetros. Hamilton y Verstappen llevan corriendo rueda a rueda desde el
primer GP de la temporada, en Bahrein, unos 6.102 kilómetros. Y la intensidad
de la pelea jamás decreció.
Se podría argumentar: nada como 2008, cuando “hubo”
dos campeones del mundo. Felipe Massa sostuvo la corona durante efímeros 38
segundos, antes de que Hamilton, en la última curva de la última vuelta de la
última carrera del certamen conquistara el punto salvador. Esos atributos, y el
hecho de que corrieran para marcas distintas, podrían justificar la
postulación.
Pero basta repasar las alternativas de aquel torneo
para entender que no fue tan apretado como la definición misma. La tensión no
se sostuvo todo el campeonato como sí ocurrió en este 2021. A lo largo de 22
carreras: la primera se definió por apenas 745 milésimas de segundo. ¿Y la
última? Lo sabremos en menos de 48 horas.
Razón 2
Tuvieron el mayor porcentaje de dominio: ganaron 17
de las 21 carreras disputadas y 13 de esas 17 pruebas terminaron con 1-2 de
ambos (HAM-VER o VER-HAM).
No parece haber otro antecedente en el que dos
pilotos de escuadras hayan dominado de forma tan hegemónica cualquier
temporada: eso excluye a 1988, cuando entre Senna y Prost ganaron 15 de las 16
carreras del año, o a cualquiera de los torneos en que Hamilton y Nico Rosberg
se quedaban con prácticamente la totalidad de los triunfos del ciclo. La
superioridad de una marca (McLaren entonces, Mercedes luego) le quita brillo
comparativo a esos torneos respecto del actual, en el que dos autos de marcas
distintas, impulsados por motores diferentes y con filosofía de diseño
radicalmente opuestas (high o low rake), llegan a esta definición.
En las 21 competencias disputadas tanto Hamilton
como Verstappen subieron 17 veces al podio cada uno. En el 80 por ciento del
torneo compartieron podio. Fueron 1-2 el
62 por ciento de las veces. Se separaron tanto del resto que, basta mirar los
charts de las últimas pruebas como Qatar o Arabia, en el fragor de su batalla
personal son capaces de girar una o dos segundos por vuelta más rápido que los
restantes 18 pilotos
Por esa razón, el potencial de puntos conseguidos en
una lucha entre pilotos de escuadras rivales es altísimo: están en dos tercios
de los puntos posibles (369,5 sobre hipotéticos 555), mientras protagonizaban
tan encarnizada batalla. En 1965, Jim Clark logró el 60 por ciento de los
puntos posibles, pero ese año no tuvo rivales, tras ganar 6 de las primeras
siete carreras del torneo.
Una comparación más apropiada puede darse con 1974,
cuando Emerson Fittipaldi (McLaren) y Gianclaudio Regazzoni (Ferrari) llegaron
igualados en puntos a la última carrera del año: es el único antecedente en la
historia antes de este 2021. Los dos habían sumado 52 puntos, que representaba
apenas el 41 por ciento de los puntos posibles. El brasileño se coronó tras
conquistar 55 puntos (40,7%).
Sin dudas, este torneo es superior al de 1984 porque
aunque ya no pueda haber medio punto de diferencia entre campeón y subcampeón, como
ocurrió en aquella temporada entre Niki Lauda y Alain Prost, que protagonizaron
un formidable campeonato, aquellos eran compañeros de equipo. Fue 72 a 71,5
para Lauda, quien se coronó con el 51 por ciento de los puntos posibles.
Razón 3
Corrieron con los coches más sofisticados y potentes
de la historia, casi sin roturas, en una mayoría de circuitos de más de 200
km/h.
Esta es la razón que explica de forma más
transparente porqué la batalla ha durado tanto. Ni Hamilton ni Verstappen
acusaron averías mecánicas durante los 21 Grandes Premios disputados, averías
que les impidieran terminar la carrera. En general fueron los incidentes entre
ambos los que le simpidieron llegar a la bandera a cuadros, o algún caso
excepcional, como la rotura de una cubierta en el RedBull de Verstappen en
Azerbaiján.
Con coches a prueba de balas, como son los F-1 del
siglo XXI, sobre los cuales el control de calidad de los equipos se ha
multiplicado a niveles cercanos a la perfección, en la batalla se guardan menos
municiones. Y no es que haya habido margen para cuidar estas máquinas en
circuitos de velocidad media. Para muestra, las velocidades promedio de la pole-position
en las últimas diez carreras fueron las siguientes:
Bélgica: 210,532
Holanda: 222,579
Italia 262,143
Rusia 206,414
Turquía 231,896
EE.UU. 213,613
México 204,209
Brasil 228,345
Qatar 239,629
Arabia 253,984
(Velocidades expresadas en kilómetros por hora)
Eso se produce, de paso, porquelos motores híbridos
son los más eficientes de la historia, no solo de la F-1. Aquellos Honda o BMW
de los ’80 podían disponer de 1400 HP pero solo a lo largo de una o dos
vueltas, en la clasificación. Esos motores no podrían competir hoy contra el
Mercedes (en versión party mode) o el Honda V6, que están mucho más cerca de
los 1000 HP a lo largo de los 300 kilómetros de un GP que aquellas maravillas.
Cierto: el talón de Aquiles de estos F-1 son los neumáticos. No siempre se puede conducir a fondo, porque la durabilidad no es extrema en cada momento de un Grand Prix. El ejemplo de Baku es muy gráfico. Pero eso no les ha impedido ser mucho más veloces, en general, que cualquiera de sus adversarios. Y tampoco las cubiertas han arruinado el escenario más allá de algunas situaciones específicas como la citada.
Con autos que no se rompen y con motores que pueden correr más rápido durante más tiempo, la posibilidad de una lucha infartante está servida. Cuando son dos marcas (no una sola) las que hegemonizan los puestos de vanguardia, cuando las diferencias se cuentan en milésimas en la suma de lo producido a lo largo de todo el año (es decir, 21 carreras de marzo a diciembre), y esos autos están conducidos por pilotos brillantes, no puede menos que salir un campeonato sensacional.
¿El mejor de la historia? Estas tres razones subrayan
que sí. Ante la presunción de que el razonamiento es equivocado, no basta decir
que no: un ejercicio de honestidad supondría testear cualquier otro campeonato
presumiblemente superior contra estas tres varas de medida, y ver si la nueva
hipótesis salta airosa todas las vallas. Como ensayo podría ser apasionante.
10/12
3 Comentarios
Muy bueno!!!
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarInteresante el comparativo histórico. Pero....¿que nos deparará el 2022 si se logra mayor paridad técnica...? Porque si eso sucediera no me puedo imaginar el escenario sumando al duo de extraterrestres, talentos (en formación...?) como Russell o Norris; o viejitos experimentados como Alonso o Ricciardo....Uff! creo que volvería a revivir la pasión de los 70'/'80
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